A veces encuentras un hilo y acabas en la cama con Amancio Ortega: usted perdone, uno va tirando, va tirando... A ver... A mí es que Gloria Fuertes siempre me gustó de pequeño. Flipaba con ella en "Un Globo, dos Globos, tres Globos...". Era gamberra, distinta, divertida, siempre con la sonrisa puesta como una pistola de agua bien cargada... Y sabía escoger todas las palabras que terminaban en nariz de payaso y cáscara de plátano. Luego, de adolescente, llegué a inventarme la "prueba del nueve" para reírme de los poetas que me obligaban a leer en el instituto... Una especie de solución en ácido de joyero para distinguir el oro de las falsificaciones. El poeta auténtico del poeta infulero. Un "visor" en la oreja con el que me mondaba yo solo, aunque fuera una maldad en el fondo. Cogías cualquier poema de algún poeta supuestamente "grande", lo recitabas como si fuera Gloria Fuertes, y eso era el Juicio de Dios... Aguantaban Quevedo, Lope... Y te partías la caja con Neruda, con Lorca, con Alberti... Haced la prueba con Santa Teresa y es la irrisión... Vale, era injusto, pero también eran injustos los "morenos de verde luna"... Porque Gloria Fuertes no se tomaba en serio a sí misma y esa era su autenticidad con la literatura: una ligereza y una subversión tan naturales como las propias palabras que empleaba. Por algo ella quería ser la "Charlot de la poesía"... Más crecidito, Gloria Fuertes siguió siendo a mi manera un detector de mentiras, una especie de alarma antiaérea contra los emperadores desnudos... Lo mismo me valía para desenmascarar gilipollas (¿te gusta Gloria Fuertes? ¿en serio?), gilipolleces y rimbombancias, que para escribir sketches a su costa (un millón de gracias, moza)... Llegué incluso a disfrazar a Jesús Gil de Gloria Fuertes... Todavía lo recuerdo recitándole poemas disparatados a una cuna vacía. De aspecto, más o menos, pero la voz es que la clavaba, el sinvergüenza... Una pieza que dio muchas risas... A lo que iba: hoy mismo me he enterado de que la gran Gloria Fuertes nació en el barrio de mis amores, Lavapiés, en la calle de la Espada... Toda la vida con ella en mis tonterías íntimas para acabar viviendo en el mismo barrio que la vio nacer... Tan pobre que casi no tuvo ni madre, según ella. Tan pobre de pequeña que de mayor no sabía gastar el dinero que ganaba, así que dejó escrito que a su muerte se lo devolvieran a los niños que le habían comprado sus libros: cien millones para una fundación infantil. Qué mujer... Amiga de Carlos Edmundo de Ory, de Gil de Biedma... Se meaba con las imitaciones que le hacían Martes y Trece... Estados Unidos está lleno de tesis doctorales sobre ella, su influencia en la poesía española de posguerra, y a las aerolíneas noruegas también les gusta mucho, como se ilustra arriba: el avión será normalito, pero su timón da gloria verlo... En lo de escribir estupendamente no, pero me siento orgulloso de compartir con ella su afición por el whisky, el tabaco, las mujeres, la poesía, Lavapiés, las trastadas y hacer reír a los niños... Probablemente se habría muerto de risa ella misma si pudiera ver lo gay friendly que se ha vuelto su Lavapiés, y lo rebeldón: la cuna de Podemos... ¿Una cuna?¿Unos poemitas a Pablo Iglesias o a Errejón en la cuna con su voz de cazallera? ¿Pasarían la prueba? A lo mejor los eslóganes del 15-M sí, pero no los titulares que nos regalan últimamente... Cuando salga hoy a darme un voltio me la voy a imaginar echándose unas carcajadas en la plaza y señalando al cielo: "¡Mira donde me han puesto los noruegos!"... Su posteridad, su luego (*).
(*) Nota 17 Febrero 2017: ¡Le dedican una plaza en Lavapiés! La que hasta ahora fuese Ministriles Chica será la Plaza de Gloria Fuertes.
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