viernes, 6 de septiembre de 2013

EL ALCALDE COÑAZO


Sólo después de una coordinación mundial sin precedentes y de una vacunación masiva de la población, continente por continente, el virus de la viruela fue oficialmente erradicado del planeta en 1980. No más virus hijo de puta gracias a la ciencia. Se acabó... ¿Definitivamente? Bueno, fue la misma ciencia la que recomendó conservar alguno de estos ejemplares malvados, por lo que pudiera pasar, no viniera una mutación genética o un azar de niño desenterrando una momia congelada en los Andes, en los Urales, en el Moncayo, y nos pillara sin una cepa controlada del bicho... A lo que los dirigentes mundiales añadieron la posibilidad no del todo inverosímil (ya por la década de los 80) de que fuera un país enloquecido o un grupo terrorista y no un niño "al azar" el que descongelara una momia con bultitos en un rapto de mala leche y veleidad guerrera. Después de los inevitables debates apocalípticos, ecologistas y éticos, se tomó finalmente la decisión de conservar un par de muestras del virus de la viruela sepultadas en hormigón en los dos laboratorios más seguros que la tecnología permite y custodiadas por sendos ejércitos permanentes, en Rusia y en Estados Unidos. A este respecto, Francisco León de la Riva es uno de los virus del franquismo que se conservan en España, concretamente en el laboratorio del ayuntamiento de Valladolid. Un virus alcalde, cepa falange, de cuyos lamentables escapes nos informan diariamente las ONGés sanitarias que logran saltarse el secretismo oficial. Un virus racista, machista, autoritario, bocachancla, rijoso, amargado, aguafiestas, ginecólogo y mediocre. Franquismo puro. De ahí la reticencia del Partido Popular a deshacerse de él. Y la nostalgia... ¿Cómo meterle antibióticos democráticos a un bicho tan perfecto, un virus tan generalísimo y con esa memoria genética que parece tallada por el mismísimo Ávalos? ¿Y si un grupo terrorista de Nuevas Generaciones, por ejemplo, desentierra la momia de Franco y nadie sabe cómo llevar un palio dentro de una catedral? ¿Y si un niño tropieza con una bandera con aguilucho en el desván de su casa y nadie sabe decirle que eso es "¡Ehpaña!"? Del historial clínico del virus de la viruela bajo un millón de toneladas de hormigón y dos ejércitos alerta, al concepto de memoria histórica infecciosa que tiene el Partido Popular y dos coros rocieros tocando palmas. Porque fue la República la causante de un millón de muertos, no don Francisco León de la Riva u otro virus azul similar. Dejo a la perspicacia de los lectores de este blog la relación de los virus franquistas que todavía conserva en algunos laboratorios de este país el Partido Popular con criterios puramente científicos. Hoy sólo nos ocupamos del pucelano. El alcalde COÑAZO. Coñazo por lo dicho antes y porque, íntimo de Aznar (José María "Ébola" Aznar), fue el ginecólogo regio de Ana Botella. No es una excusa para su deterioro mental, pero le debió de trastornar bastante en su momento... La referencia es la de Peter Cushing en "Top Secret". 


Cuando retira su ojo agrandado de la lupa, el ojo sigue igual de grande. Un gran ojo en la cara para toda la vida. Trasladada la imagen al ginecólogo de Valladolid con la amenaza consorte despatarrada en su consulta... Encoñado con Franco de diagnóstico. Un coñazo en la cabeza para toda la vida. Una cosa infecta. Y con escapes. El Tena Lady de la Transición no sirvió una mierda. Mirad, si no, a los pobres vallisoletanos, todos con bultitos... Y con pérdidas de democracia a chorros.