jueves, 10 de enero de 2013

EL VICEBOTELLA DEL MACROBOTELLÓN


Han dimitido a Miguel Ángel Villanueva. O como casi dijo en la rueda de prensa: "Me he destituido un poquito" (risas enlatadas). Para serenar las cosas (murmullos). Porque su único patrimonio es su honor (carcajadas). Un tío al que destituyen, miente diciendo que dimite, y la primera explicación que da es que lo hace para serenar las cosas y por su honor, "su único patrimonio" (risas enlatadas, palmas, zapateos). El político corrupto que alquila dependencias municipales en mal estado y sin cumplir las normativas de seguridad. El pulido monigote de partido con toda la pinta de hacerse sus propios business (o para la busaca del tesorero de la gaviota, vete tú a saber) y que está feliz bailando con lobos, indios con abrigo de pelo de bisonte y pies negros neonazis, esos amigotes delincuentes y con una iniciativa insaciable para todo lo que huela a fiesta y caja registradora con el beneplácito del ayuntamiento, que es tan suyo como de ellos. Sus colegas del Chollo Party. Fiestorro a pachas o con la vista en otro sitio. Pero hete ahí que en una de ésas la cosa se desmanda dejando pasar demasiadas cabelleras, hay una estampida, mueren cinco chicas... Y él "dimite" de inmediato. A los dos meses largos. Honorablemente. Y lo echa a la calle -aunque seguirá cobrando de concejal, el tío íntegro- la que sí debía dimitir. La del spa en Portugal justo después de las muertes. Ella sí feliz en su camilla con maromo tangente de inmediato. Le faltó tiempo para hacerse cargo de la desgracia con dos rodajas de pepino en los párpados. Ana Botella. La regente que nadie ha elegido. La alcaldablesa ex primera dama. La que balbucea buscando una neurona despierta en su cabeza cuando un periodista le hace una pregunta sencilla. No digo yo que la mujer no tenga su ojo para distinguir un abrigo de pelo de zorra de otro de pelo de zorrón, pero lo que es rodearse de gente honesta, para mí que no sabe. O no le gusta. O no los hay en su partido. Cachis. El exvicealcalde expromotor excasamentero tiene el honor de haber dicho solemnemente que en la fiesta de su amigo no se sobrepasó el aforo. A las pocas horas de la desgracia. Sin pestañear. Luego se ve el vídeo del colega (Miguel Ángel Flores, tocayo y compadre) escondiendo las entradas que vendió de más, pero eso ya no es culpa suya. Que donde cabían menos de 10.000 borrachos cupieran de repente 23.000 es un logro más de la capacidad organizativa de los españoles cuando están de juerga. Con entradas falsas, con entradas duplicadas y luego la peña que entró por el morro (salvándose del puño americano del neonazi encargado de la seguridad). Ah, y también menores. Cientos de menores. Pero a este vicealcalde le preguntas si hay menores en una novela de Dickens y te lo niega: la novela es perfectamente legal. O si el aforo de Auschwitz era el permitido y te dirá que por supuesto: las gallinas que entran por las gallinas que salen. Que luego el médico designado para atender a las 23.000 personas en fila india fuera un colega del PP con 77 castañas y sin permiso para ejercer la medicina... Pues oye, cosas que pasan. La juventud y el alcohol, ya se sabe. También sabemos que no irá a la cárcel ninguno de los principales responsables (esos canallas de cargo político, chaqueta y corbata, o bolso de Carolina Herrera), pero no estaría mal que a este vicemierda de protoquinqui le volviera a dar un ataque de honorabilidad. En el corazón. O en el sucedáneo que tenga. Y que fueran a atender al Vicebotella las mismas ambulancias que no pudieron llegar al Pabellón Arena. Y que lo desfibrilaran 23.000 madres comprensivas. En avalancha (aplausos). Por el honor de las cinco muertas (sentido silencio). 

¡A GOYA LO ENTERRARON SIN CABEZA!


Y nunca se vio un cuerpo más sordo. Por hacer mientes a una artista de este país que todavía no ha perdido la suya (y eso que ha trabajado con la Sinde), la cabeza a escala de Belén Gopegui. Es ella, pero como cuando se sofríe la cebolla picada y hay que parar. ¿Cuando paras? "Cuando la cebolla pierde el orgullo", según una revelación que escuché en la radio y que me pareció sabiduría de la buena. Belén Gopegui, pero sin la atmósfera-capa de cebolla triste con la que anda por ahí. Trato de explicar mi pincel y me pierdo. Si la pintura fuera hablada, sería otra cosa, colega. Que hablen los colores, tontolhaba. Pues eso. Belén Gopegui interpretada. Por "La Escala de los Mapas" y hasta por "Deseo de ser Punk". No digo nada de cebollas si me pongo a pintar Echevarrías, Dueñas, San Sebastianas y demás Camel Trophic de las redes literarias...