sábado, 5 de mayo de 2007

EL SENTIMIENTO MEDITERRÁNEO DE LA VIDA


Si no te mata la bala, te mata la infección del plomo. Si no te mató el Mediterráneo de pequeño, te mata el recuerdo. Cuando juntábamos tractores y olas a base de flotar en "de una rueda su recámara" con una válvula gigante que invariablemente te dejaba escrito el padrenuestro en la barriga y en las piernas. El Mediterráneo como todo lo que le sobraba a un chiringuito. El Mediterráneo como sopa de alemanas gordas que olían a coco. El Mediterráneo como frufrú nocturno y el Mediterráneo como posavasos de hidropedales. Ese tipo de agua simbólica que infectó a los griegos, el aliviadero de los fenicios, el trampolín de los moros, la cubitera de la sexta flota, la palangana de Fraga, el azulito de los bebés con huevos. Por eso uno ve una montaña y se sube. Por eso las parrochas, no las sardinas. Por eso recordar el tsunami de Indonesia. En Málaga lo ven venir y ponen las paellas en alto. Pero sólo en el último momento. Y a la vida que le den por culo.

LAS EXTRAÑAS AVENTURAS DEL TURBIO NIÑO MATOMUERO (12)


Del mendrugo pisado
Salen todas las hormigas
En un final de bulería
Qué vas a comer en el aluminio
En el plástico de los ordenadores
En el plástico de los ordenadores
En el plástico de los ordenadores
Pega un bocado a tu pan con instrucciones
Y que por fin sea una mujer desnuda
Esa misma barra
El arco de violín
Con el que harás sonar al planeta
El ombligo de tu madre la caja de resonancia
Las estrellas los tomates
Nosotros, los dioses, los borrachos que aplauden
El pequeño espectáculo que cabe en tu ceño
Míranos
Este baile no se aprende
Tus besos volcarían un tanque
Si nos besaras
No cambies de vida
Cambia de muerte
Vamos a por Dios
El desenfreno cuesta arriba
A por el puto jefe
Si está
Oficinas Época
Pasillitos de las Grandes Civilizaciones
Desinfectados, blanquísimos servicios con nombre
De Batallas
Mea Waterloo Caga Lepanto Reviéntate tu grano Midway
Mastúrbese con Agustina de Aragón
Alfombras de hambre, de mujeres, de dinero
Alfombras a dos aguas
Para que no haya nadie
Quédate a escribir con nosotros
El papelero fía
Ofrece tabaco, tinta y papel
A cambio de que digamos
El papelero fía
Dos veces

LAS EXTRAÑAS AVENTURAS DEL TURBIO NIÑO MATOMUERO (11)



SALUDEMOS A LOS CAMIONES de la basura
Su advenimiento diario, nocturno
Y separador
Saludemos militarmente
La salida de las funcionarias
Al amanecer
El chispacito de nada y el cafelito de nada
De los funcionarios
Meando nítido en los umbrales del día normal
Seamos cotidianos
Un segundo
La lengua lame discreta un resto de espuma láctea
La mano hurga urbana sus monedas
El reloj dispone
La calle invita
Añadámonos a la educada lava
Glad to meet you
Y reventemos en un ascensor
Como una burbuja de jabón de persona
Y que tengan que desalojar

FUERZA MAYOR

EL ESTADO


En alguna parte tengo escrito que sólo le reconozco a Dios algunas mañas, y al Estado la Nochevieja, el Alcantarillado y la Operación Retorno. Pues bien, le quito la Operación Retorno. Con la misma objetividad que un muerto, pero pudiendo escribir esto. Y a la mierda la docena de guardias civiles envueltos en papel de regalo con los que me crucé el miércoles pasado.

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (44)



Soy yo.
Voy a lápiz de Cádiz a Cuba.
Subo en tiburón las escaleras de mi buhardilla
y abro la puerta
con los dientes de mi llave y esta sonrisa.

Yo,
El Amador Derribado.
Puedo prestarte dinero o anticiparte un tigre.

Soy fundamental para mí
y sin embargo me ignoro por vosotros
o me destrozo para que os riáis.

A veces como difícil y duermo de puro coraje,
pero tengo los ojos de soldado de Chandler,
aunque la cabeza se me vaya a las copas y los perros
y los culos.
Y al amor.

Soy horriblemente maravilloso
y no le basto a nadie cuando sólo me mira.

Pero no hay nada que no pueda arreglar
una Carga de Caballería.

Al día de hoy,
muerto como un himno,
escribo el nombre de todo lo malo
y os incluyo.

Esta copa llena que bajo es por vosotros.

Tengo a todos mis caballos
piafando
y a sus jinetes con los ojos en mí.

Por lo pronto,
así de muerto,
quizá por vuestra puta culpa,

sólo quizá,
no os hagáis ilusiones,

me como un tomate fresquito con sal.
Miro por bulerías. Miro
los tejados, los vencejos.
Oigo las llamadas médicas de los subamigos
con sus vacaciones y su playita y sus vente.
El contestador os conoce bien, cabrones.

Me como otro tomate. Pongo a Bach.
Clavicordios fritos.

En los ojos,
el brillo estremecedor de la Carga inminente.
En los ojos de mis hombres
y en los ojos de sus caballos.

Hace tanto calor
como para pensar que hiela.
Los vencejos entran en barrena con la cola en llamas.

Pongo a la Callas.
Su garganta reverbera a lo lejos.
Cuarenta grados de mujer.
¿Qué culo tendría?
Esa es la voz de un culo magnífico, amigo.
La voz de un espléndido culo muerto.
Como los ojos entrecerrados del culo de Marylin.

Es el calor.
Otro tomate.

Dejar que el teléfono suene.

Prepararlo todo para la expedición
en busca de la Gran Barra.

Abandonar esta Buhardilla.
Lavapiés.

No volverá a llover este verano.

Mis hombres esperan la orden.
Antes saldré un ratito a la calle.

Un tomate más bajando las escaleras.
Cinco pisos para un tomate pequeño
como el puño de un niño.


Buhardilla de Lavapiés, 1 de Febrero de 1999.