viernes, 2 de abril de 2010

MI BARRIO (28)

Mi barrio es muy de reírse de todo, los unos de los otros y los otros de los unos, pero -eso sí- sin ningún respeto. Y ya cuando la gente se ríe en general, sin apuntar, es porque ha habido un chiste o se está tonto. El ayuntamiento piensa que va a ser él quien se ría el último con el tema de las multas y las cámaras y los policías sordos que nos han mandado, pero aquí siempre ha hecho mucha gracia el arco del triunfo, lo mismo de monumento que de postura en la vida. Y Santa Rita. Y la otra Rita, la cantaora. Y el abajo firmante de la Bernarda. Porque de natural, y más a principios de mes, los bares y los corrillos en las calles de mi barrio son muy de carcajada de pronto, por filosofías de novelas baratas del oeste, tómbolas en estéreo y escaleras en el antiguo ambulatorio de Tribulete. Para dos días que se va a vivir, mejor un susto al coche zeta y unas risas con aceitunas. Las mismas con que se les vuelve a colar un hueso chupado por la ventanilla y vuelta a empezar, si no se cae antes una vieja y hasta la policía pierde los papeles.

DAVID MILLS Y SU TAPA ROJA

Ha muerto el guionista de Policías de Nueva York, Urgencias, The Corner, The Wire... Le reventó "una tapa roja" por dentro durante el rodaje de Treme. Un aneurisma. Colapso de guión. 48 años. Cuando nos vayan dejando Simon, Chase, Sorkin, Pelekanos, Knauf o Lehane, en España aún seguiremos disfrutando de la reata de tuerceletras que camina detrás del cencerro de Milikito y sus pedos para toda la familia. Todavía recuerdo una de sus salidas de Tontito Maravillas en uno de aquellos vomitivos capítulos líderes de audiencia: "¿Drogas? ¡Drogas! ¡Drogas en mi casa! ¡En mi casa! ¡¡¡Nooo!!!". Pero, claro, me acuerdo más y mejor de toda la poesía y la verdad con que escribían Simon y Mills de sus brutales tapas rojas en las calles de Baltimore, en las Torres... Y me cago en la puta. Ha muerto un grande. Que te folle un pez, Milikito. Descanse en paz, señor Mills.