miércoles, 4 de abril de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (25)

Me dais pan, whisky, tabaco, una buhardilla alquilada, pero yo tengo ganas de mataros a todos. Me dais taxis, Barras, calles y hasta cines, pero realmente os mataría a todos. Se por qué y no lo sé, al mismo tiempo, como los deseos suicidas o el amor. Quizá es el calor. Quizá que no os conozco bien, pero no conozco nada bien. Puedo veros ahí fuera preparándolo todo con vuestros trabajos y vuestras familias y vuestras ilusiones
y dais ganas.

Disimulad el motivo,
ocultad las almas.

Zapatos,
unas gafas,
los mismísimos libros,
la mismísima música
que me dais.

Os mataría a todos.

Es mucho más que trabajar.
Mucho más que comprarse un coche.
Más que unas vacaciones.




TIRO AL PLATO FEMENINO

No sé si hay mucha relación entre el deporte y la homosexualidad. Bueno, en realidad todo el olimpismo griego, claro. Pero uno al que siempre he relacionado con las lesbianas es el tiro al plato (que ya es llamarlo deporte...). De cualquier manera, en Málaga siempre ha habido mucha afición a la rotura de platos en público (matrimonios, chiringuitos, cochinillos quemados). Las competiciones son a primera hora de la mañana, cuando no hay ningún parapente despistado y los turistas están de resaca. Ahí se juntan por igual cazadores vestidos de conejo y lesbianas vestidas de militar, o de divorciadas. Cosas que recuerdo de pequeño, no sin cierto escalofrío.


BARRAS (3)

Y sin ser partidario de los bares de diseño o con estudios, reconozco que el turismo por sus costas a veces da sus frutos. Criaturas infernales que suelen estar liadas con algún camarero y plantas carnívoras de las de cinco comidas al día y la cena lo más fuerte posible. Cazan tontos solitarios y solitarios tontos, y a la que se arrima un grupo practian lo que suele llamarse "molinete de mierda", y todos al futbolín.




BARRAS (2)

Entre los radioaficionados, al que lleva la emisora en un camión le llaman "Barra Pesada". Entre nosotros, una barra pesada va a ser la que tiene camarero cansino. Abajo, reencuentro entre dos camioneras sin radio, por ilustrar.

BARRAS

Como en los cascos de los barcos viejos, en sus quillas, hay barras con clientes adheridos, antiguos borrachos incrustados, barras con tal lastre y tales monstruosidades en su línea hidrodinámica que no se sabe como siguen flotando ni de qué manera consienten gobierno. Cuando entran en dique seco, esa quincena de vacaciones que se aprovecha para una limpieza más a fondo, a los clientes de toda la vida también les pasan un trapo. Conozco protuberancias de barra con nombre y apellidos que es cuando peor lo llevan. Sin embargo, pese a la dependencia, y en lo que respecta a la barra en sí y como línea divisoria, seguimos estando en el lado correcto. Sus y a ellos.


Pero sobre todo a ellas.




SALUD


DEBERES




Y la Madre, cerrando el libro del deber
se marcha, satisfecha y orgullosa; no ha visto
en los ojos azules y en la frente abombada,
el alma de su hijo esclava de sus ascos
-ARTHUR RIMBAUD-

Ljubojevic debería haber sabido que el ataque con sacrificios

de consecuencias incalculables es mi caballo de batalla
y es así como me he hecho un nombre
-DAVID BRONSTEIN-

-¡Viva Mompracem! ¡Plaza a los tigres del archipiélago!
-¡Todavía otro esfuerzo! –gritó Yañez,

que veía vacilar a los asaltantes-.
¡Un esfuerzo más y daremos cuenta de esos testarudos!
-EMILIO SALGARI-




Preocupante que sigan estando ahí
el diablo y los miedos

De pequeño los fulminaste
con el farito de tu pequeña bici y su dínamo
pero
(De LA PUERCA ROSA)

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (24)


¿Sabías que tras el cristal de los bares
sólo hay mujeres preparadas para la lluvia?
Mujeres que quieren ser madres o que ya lo son.

Brillamos espantosos
Queremos brillar amor
Pero brillamos esto

Te haremos un infierno de amigo
Si te llevas nuestras cabezas

Este beso que no para de crecer
Desde nuestro horror
Hacia tu sonrisa
Mételo en una almohada con clave

Nuestros sueños tienen títulos de crédito
con nombres de psicópatas.


Thomas Hamilton entró en una escuela.
Mató a dieciséis niños.

De bebito flotábamos
Desde arriba veíamos a las vacas de plastilina
Mugiendo su blandura

Yo veía
A mi prepadre buscándose pesetas en la cabeza
Como piojos Veía
Huellas de tacón en un mar de mermelada azul
Les deseaba buenas madres a los otros niños
Y dormía en lo alto
Dormía.

Thomas Hamilton nos esperaba.

Ni él había comprado las balas,
Ni yo contaba sus agujeros en mí
TODAVÍA.

Hoy le entiendo las ganas de matar porque sí,
como los enchufes sucios o los barrancos.

CASANEGRA




-Señor Rick, se está usted convirtiendo en su mejor cliente
-CASABLANCA-

No se deberían poner caras largas,

aunque sólo fuera para no tener más superficie que afeitar
-FENANDEL-




Le voy a encontrar la pista a este dolor
que me ha robado los sábados.
El norte a estos ojos terribles,
a esta cara mía abandonada en la noche
como una cáscara de catedral.

En todos los verdes sé que me falta amor.
En todos los libros sé que soy poco.

Los naranjas que veo en el horizonte
son los alaridos de los buenos días que te di.

Aun así, ya no veo una lágrima y me añado.
Ya no me subo a los pechos que se van.

Este dolor es otra cosa.

Mira a la espesura.
Un estremecimiento de hojas que he sido yo.
La vida se me ha vuelto pregunta
como se vuelven pared tantas mejillas.

Insisto en el oro de este temblor.
Las quemaduras de cigarrillo en esta tela de recuerdos.

Cualquier carne a esta ropa interior vacía.
Algo de lo nuestro se está comiendo lo mío.
Recuerdo tu esternón aerodinámico.
Unos días a parques,
otros a novelas,
ese hueso tuyo sabía atravesar mi cabeza.

Surcos de espuma en mi frente.
Estelas de patinadora que necesitaba ser madre tras la pirueta.
Piernas en cuyas alforjas se fueron los sábados.
La huella de tus cuchillas es la caligrafía de este corazón inédito.

Con permiso, de postre,
voy a cagarme en Dios,
ahora que sé que el tiempo,
incluso yo mismo,
somos
el pulso de un melón bajo las estrellas muertas.
(De LA PUERCA ROSA)

LA MUERTE DE POMPOV