EL SALTITO LATERAL
Un saltito lateral y ahí se queda lo peor. Locomoción propia, psicomotricidad de juguete. Saltito lateral. Ahí van esos carros y carretas. Que continúen ajenos, horripilantes los bueyes. Testuces, el pueblo global. Olor a corrupción. Sublimación de las heces. Olor a vileza, a maldad, a infierno. Apestan a la abstracción dibujada de una alimaña, de un parásito, de una Peste Gorda con cara de político, de juez, de cura, de banquero, de aristócrata, de tirano, de mala persona. Ahí se alejan esos carros, esa gente, ese olor. Un saltito lateral fuera del periódico, de la televisión, de la radio, de los carteles, de internet. Un saltito lateral fuera de toda esa conga de insaciables hijos de la gran puta sin honor y su camino a la destrucción, y seguir a solas -ojalá que también con los tuyos- la carretera que habrá que inventar todavía, a ninguna parte tal vez. Coño, cualquier sitio, incluso ninguno, siempre será mejor que al que estamos yendo con esta gentuza. "Utopía" significa "ninguna parte", hostias. A ver si va a ser a lo que más miedo le tengan, los cabrones. A ver si van a tener razón ahora todos los poetas y todos los fusilados y todos los presos de conciencia... En lo mismo. La carretera a ninguna parte desde un punto de vista positivo, como diría Woody Allen. Como lo dijeron hace ya tiempo Talking Heads. Qué mezcla, por favor. Y que conste que termino la entrada más alegre de lo que la empecé...