martes, 11 de marzo de 2014

LA ONDA EXPANSIVA DURA TODAVÍA


Yihadistas asesinos aparte, de todos los canallas que protagonizaron aquel 11 de marzo del 2004, el más repugnante fue Ángel Acebes, a la sazón ministro de interior y fervoroso partidario de arrasar Irak en su día. Manipuló informaciones, coaccionó a embajadores, presionó a periodistas, llamó miserables a los que dudaban de la autoría de ETA y, en definitiva, mintió y conspiró para pervertir el sentimiento de la gente, su propia intención de voto, en un intento desesperado y criminal para permanecer en el poder tras las elecciones del 14 de marzo. Y todo ello, cómo no, por mandato de su enloquecido dueño, Aznar, que no dio la cara en ningún momento, el valiente. Su castigo, sólo político, fue exactamente perder las elecciones. Aznar y Acebes. No hubo otro tipo de castigo. Tal vez a causa del estupor de la gente. Su parálisis ciudadana. El estado de shock después de la ola expansiva que nos dura todavía. Ningún castigo por lo civil, por lo penal, por lo indecente, por lo infame, por lo inhumano... Al bocachancla de interior no le hicieron el vacío en su club de golf ni dejaron de reservarle el último modelo de Mercedes en su concesionario favorito. Por supuesto, Acebes tampoco acabó en la cárcel. Y por supuesto, ha sido uno de los instigadores de la vomitiva Teoría de la Conspiración que aún colea por periódicos como La Razón y El Mundo, televisiones como Intereconomía y radios como la COPE (esa otra onda expansiva). Su venganza fascista para vengarse de la espantosa verdad que exculpaba a ETA y resumía a heridos y cadáveres en una brutal venganza yihadista. El hombre de bien. El Ángel. Con los años, en premio por su ciega sumisión perruna de esos tres días de ignominia en la antesala de las elecciones, le hicieron miembro del Consejo de Admistración de Bankia, la otra voladura de trenes con españoles dentro (ahí sí que está imputado, afortunadamente). Y otro premio del que goza actualmente es pertenecer al Consejo de Administración de esa otra empresa enemiga de la gente y de su arruinado tren de vida: Al Qaeda no. Iberdrola. Factura de la luz en la mochila. Pobreza energética. Apagón. Frío. El Vatio es grande. Vatio uak Bar. Las siete y treinta y siete a.m del 11 de marzo. Ángel Acebes sale otra vez a ponerse delante de los micrófonos para decirnos que somos imbéciles. Con toda certeza.