jueves, 24 de mayo de 2012

THE DEFENDERS


Personalmente no me caen mal. Sólo que son los dos líderes sindicales más inútiles que ha tenido este país. Lloran y patalean y protestan "enérgicamente" cuando el capital vuelve a darle un zarpazo a la clase trabajadora. Ahora que, sencillamente, el capital se acaba de comer a la clase trabajadora (como en el siglo XIX), siguen llorando, pataleando y protestando "enérgicamente". Su discurso beligerante es... reunirse. Su dialéctica es... escribir cartas al gobierno... para reunirse. De acuerdo, es la gente la que está aturdida, anestesiada, paralizada de terror... Pero ayer vi a estos dos en El Intermedio, entrevistados por Gonzo, y fue escalofriante. Les preguntó si se iban a quedar toda la noche en la sentada de vigilia en la plaza de Neptuno contra la ley de Reforma Laboral (que se aprueba hoy, sí o sí) y dijeron que... no, que hasta las doce o así, hasta las dos, que es hasta cuando les dejaba la policía... Que tenían que volver a casa a dormir y eso... Escalofriante...  Y sonreían. Y estaban a gusto. Y eran coleguitas del periodista. Y fue escalofriante. La derecha por fin ha conseguido disecar el movimiento sindicalista. Ahora son liberados sinvergüenzas, cuando no muñequitos a cuerda que de tanto en tanto traquetean arriba y abajo con pancartas desde Cibeles a la Puerta del Sol. Y sus líderes actuales, dos figurones demediados a los que la historia vomitará como los inútiles que no supieron impedir el regreso de la esclavitud al siglo XXI. No sé qué actitud habrían tenido en su momento Nicolás Redondo, Marcelino Camacho, Gerardo Iglesias... Pero a lo mejor no se iban a la cama sabiendo que hoy iban a reventar dos siglos de lucha de la clase trabajadora por que se respeten sus derechos. Hoy, a punto de ver la cresta del tsunami por encima de los edificios de la calle Argumosa... Hoy, que no son las diez de la mañana aún, la palabra "antisistema", con todo lo peyorativa que es y los flequitos que tiene de delincuencia, oportunismo y vandalismo lúdico... La palabra "antisistema", como digo, me suena a dignidad. Me suena a libertad. Me suena a "NO". ¿O es que el sistema funciona? ¿O es que el sistema es justo? ¿O es que el sistema actual no representa exactamente los valores que hemos repudiado desde que leímos Los Miserables? Lo que sí es seguro es que un buen "antisistema", personifique eso lo que personifique, con flauta, cóctel molotov o, simplemente, cojones, no tiene que estar en casa pronto. O por lo menos no es la policía la que decide hasta qué hora puede pensar en un mundo mejor. Ahora me caen peor que al principio de esta entrada los dos inútiles de arriba. Con todo, me gusta el aire de retrato decimonónico que le ha quedado al pimpín de Toxo. El aire de nomenclatura de Méndez...