MY NAME IS BUDDY
Recuperemos el Budismo. El Buddy de Ry Cooder y el Buddy de Jack Lemmon y Walter Mattau. Hagamos un mundo de colegas. Colegiémonos todos. Debajo de una higuera. Con barriguitas y nirvanas y psicotrópicos como cabezas de dibujo animado. En estos tiempos de uña quemada, vivamos solidariamente la metáfora de pasarnos el porro y olvidémonos de Hoover, de Aceves, de Aznar, de Zaplana, de Rajoy, de Aguirre, de Bush, de Gala, de las Murallas de Ávila, hasta que se nos pongan los ojos amarillos y los higos a 500 euros el cuarto. Seamos absolutamente fanáticos de la nada y del buddysmo. Todos a la planta de flautas del Corte Inglés.
