sábado, 16 de enero de 2016

ALBERTO RODRÍGUEZ, RAJOY Y UN CUENTO PERSA...


Alberto Rodríguez, diputado por Podemos. Yo también me habría llevado un buen susto si llego a ver a un tipo de chaqueta, corbata y pelo engominado caminando a mi lado hacia la Puerta del Sol en una de las manifestaciones del 15-M... Aunque el tipo sólo fuera un humilde comercial que no ha tenido tiempo de cambiarse para la marcha... Es su apariencia. Un viejo icono de peligro que probablemente lleve archivado en el código genético en la balda de depredadores. La sombra del halcón para el ratoncillo de campo, la silueta del lobo para la oveja, el sombrero de chistera para el proletario... De acuerdo, yo también me he tenido que poner chaqueta y corbata en alguna ocasión (también para trabajar) e, incluso, smoking... Pero en todo momento era consciente de que mi aspecto se desdecía con mi comportamiento y de que todo era un paripé transitorio, unas veces más divertido que otras. Porque uno no es así en su interior NUNCA... ¿O es que tus valores visten de sastre? ¿Tus principios necesitan de algún moño? Ni lo piensas. Es teatro. Sin embargo, parece que hay gente que sí. Que lo asume. Y lo lleva "a gala"... Porque también llevan chaqueta y corbata por dentro, como si los hubiera poseído un maniquí del Corte Inglés, y se ven Emidio Tucci por fuera, Emidio Tucci por dentro, no sólo sin el más mínimo cargo de conciencia, sino orgullosos de ello. Pomposos con el alma pomposa porque hasta mi Dios es pomposo. Somos así, como el grupo rociero de Karl Lagerfeld. Diputado del PP por fuera, diputado del PP por dentro. Y entonces sí que eres un mierda extremista con piojos y con todas las etiquetas colgadas, chaval... Sobre todo, etiquetas. Y caras. Prejuicios carísimos. De ahí la sorpresa de Rajoy encontrándose con Alberto Rodríguez en el Congreso. La muerte con rastas. Y él de chaqueta y corbata. Rápido, Soraya, dame tu mejor caballo, que este tío quiere matarme y he de salir pitando para Ispahán...