martes, 11 de junio de 2013

LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD PARA LA VEJEZ


Si la vida ya no valía nada en Guanajuato, ahora vale menos en la Unión Europea. Y como "menos que nada" es vida en negativo, vida en tu contra, en la Unión Europea la derecha está a punto de inventar la muerte en vida, y con números, para los que no puedan pagarse un plan privado de pensiones. Los años que vivirás después de la jubilación están a punto de entrar en una fórmula matemática de malvado de tebeo para que la empresa en que se ha convertido el estado no pierda dinero con tu supervivencia. Esto es, tu esperanza de vida jugará en contra de tu calidad de vida, más es menos, como si a tu felicidad o a tus ganas de vivir le pusieran un impuesto. Y todo porque 1) has dejado de cotizar, 2) el estado tiene que ir devolviéndote poco a poco el dinero que empezaste a darle cuando tenías dieciocho años o alrededores, y 3) ahora dice la economía que es más importante la rentabilidad de los números que lo que se le deba en justicia a un viejo de mierda. Una cuestión de estadística, de abstracción y de perder los papeles en este acogote universal del capitalismo amenazados por esa jauría de burócratas meapilas de Bruselas, los tiburones de la banca y los peces piloto de sus aseguradoras. A la mierda la sincronía sencilla de las pensiones con la subida del "coste de la vida". Bienvenida la tasa por cada año "de más" que se te ocurra vivir, que eso es lo que nos cuesta tu vida a los demás y lo que te va a costar vivirla a ti, colega. En euros. Y si a cuarenta abuelos de Asturias les da por pasar de los cien años este mes de julio (todos a la vez, a base de sidra y cabrales), a ti la media de su contento y el promedio de su vitalidad te sale que en Agosto no podrás pagar la factura de la luz. Todos rehenes. Todos amenazados. Y el médico a sueldo del gobierno recetándote un veneno rentable, que ya has pasado de los ochenta años, abuelo. Para qué quieres vivir más. ¿Para arruinarnos a todos? La telaraña. La tristeza materialista con la que estos hijos de puta conciben la vida. ¿Y para esto queremos un estado? ¿Una estructura social? ¿Para que la "obsolescencia programada" entre en los presupuestos generales? Cuando los políticos que nos gobiernan (y sus comités de sabios iluminados) se ponen a discutir sobre la conveniencia de tratar a una persona peor o mejor que a una máquina rota, es que aquí se le ha ido la pelota a alguien. Que esto no es. Que hay que parar la bola de mierda con un "hasta aquí llegó el Ebro". Por pura humanidad. Por pura sensatez. Por pura rebeldía. Que yo no me compré el traje de gitana de la democracia para este funeral. El palmero desterrado de arriba, un socialista, dijo ayer que esta reforma darwiniana de las pensiones había que hacerla sí o sí, incluso sin consenso social. Que en Bruselas sí que saben lo que nos conviene a los españoles de tercera o cuarta división y que nos dejemos de tonterías con la igualdad, la libertad, los sindicatos, el respeto por los mayores y demás zarandajas del siglo pasado... Joaquín Almunia, del PSOE. Los otros escarabajos peloteros que tenemos de Erasmus en el vertedero de la Unión Europea también se sorprenden con esa desaforada pasión por el excremento, y más en un coleóptero que venía de Bilbao. El vicepresidente de la selección natural y el comisario de la competencia entre pinzones de plumaje gris tiene su pensión asegurada, por supuesto. En la fórmula con que se ha calculado él mismo su capitalito para la vejez está el máximo común múltiplo de las veces que le ha lamido el culo a la banca, su índice de masa corporal a cuatro patas, y el polinomio de Schumpeter: "Tócales los cojones hasta que peten"... El día en que nos veamos abocados tan ricamente al canibalismo, a Almunia lo retiran de los supermercados. Por carne de economista.