viernes, 26 de abril de 2013

REDACCIÓN EL DÍA DE LA MADRE


El Día de la Madre es muy bonito y todas las madres que tienen hijos y viceversa se acuerdan del día de los dolores unas y los otros de que hay que hacer un regalo que no sea un parto como el año pasado que, por ahorrarme los euros, le canté nada más levantarme como estaba planeado "Al parir, un beso y una flor" y a mi madre se le puso cara de prefiero a Camilo Sexto, que también tenía madre y se quedaba sin lápiz de labios todas las nocheviejas porque se lo quitaba el niño para hacerse cantante el día de mañana, que ya  pasó, señorita, y ahí sigue él, con pinta de madre a punto de salir de fiesta sola. Por  eso hay que tener mucho cuidado con los regalos el Día de la Madre, que por algo lo llaman "tener un detalle", pero cada vez que mi padre dice "los detalles del niño" no es por nada bueno, mayormente al revés, así que este año me dejo de tener personalidad regalando y le pongo un piercing en el ombligo cuando esté durmiendo para que sepa que no ha tenido un hijo, que ha tenido un sol. Aunque sea en metáfora, señorita. O eso o hago una lista de las palabras que más le gustan a mi madre referidas a mí y se la doy al encargado de la tienda de tatus, que ya es colega mío de tanto como viene por casa a rellenar de cervezas la nevera, para que se la tatúe a mi madre en la barriga por fuera, ahora que estamos esperando un nuevo hermanito sufridor en la familia, aparte de mi padre, de sufridor, digo, que lleva embarcado diez meses y ni conoce al de la tienda de tatus ni lo mucho que hace por las baldas de la nevera y por la felicidad de mamá el resto de los días del año, más bien por la noche. Porque una cosa es la Noche de la Madre, que es una festejación más laica y más seguida y con más grititos, y otra muy distinta el Día de la Madre, que será muy bonito, señorita, pero es caro, y a ver cómo me las apaño yo para que el de los tatus me haga una rebaja con el piercing de "tengo un sol de hijo", como una compensación, o con las palabras de sargento de "tengo un desastre de hijo", como un reconocimiento de mea culpa, pero no salpiques. Así que voy a hablarlo con él, de hombre a hombre. Si no atiende a mis razones de primogénito, le contaré que no me deja otra alternativa que pedirle a mi padre que me mande por skype las pagas que se ha saltado estos meses en el barco y contarle lo de la Noche de la Madre, etcétera y verbigracia, para que sepa que yo sí que no me salto este año el Día de la Madre. Y más con ese bombo. Imposible. Con lo bonito que es, señorita.