miércoles, 23 de agosto de 2023

CROQUETAS DE GLORIA

Ya sabía uno de pequeño que no jugaba al fútbol por dinero, sino por la gloria. De portero, de delantero o de estorbo, el destino te colocaba ahí por las mañanas entre la aritmética y los afluentes del Ebro, y tú tratabas de representar el papel que te tocaba en la vida, balonazos que iban y venían con la misma estrategia que el pedrisco, y el futuro puesto en una rodilla sangrando, o similar, y la paliza que te iba a dar tu madre, o similar, a la que llegaras a casa. Por eso me ha conmovido hasta las lágrimas el premio que le acaban de dar a nuestra goleadora más eficaz en el Mundial, Olga Carmona: su peso en croquetas, la gloria, la inmortalidad, la gravedad histórica de la importancia y el colesterol de las estrellas. Me lo llegan a dar a mí con diez años y arruino al mecenas. Maravilloso pueblo sevillano, Castilleja de la Cuesta. Patria chica del padre de Rita Hayworth y cuna de la excelsa Inés Rosales, la Bernini de las tortas de aceite. Si alguien las hubiera avisado de este premio en croquetas durante el campeonato, te digo yo que hasta Cata Coll, la portera, sube a rematar los saques de esquina. Desde el minuto uno.