martes, 1 de noviembre de 2011

OTRA MAJORETTE DEL 20-N

Jiménez Losantos tiene los pompones de atraer el Apocalipsis hechos con cejas de obispo gay, en sus proféticas pantorrillas luce unos calentadores psicoanalíticos con los colores de la madre patria (suponemos que también en sus bragas, de lencería fina de las Clarisas Afterhour) y su baile animador favorito es "Come on, Lenin, my true first love", hop, can can de tergal, hop hop molinete con el micrófono. Le escriba la coreografía Terra Lliure, un juez, un arzobispo banquero o un director de periódico aficionado al travestismo, él siempre se entrega con el entusiasmo infantil propio de los psicópatas de Teruel, que son como los psicópatas de todo el mundo pero algo más solos. Todo lo que gana de cheerleader de la ultraderecha se lo gasta en poder insultar alegremente al prójimo y en decir que el atentado del 11-M fue cosa de la CIA del barrio de Triana con bisutería de puta comprada en una Herriko Taberna, por eso tiene el carmín del frenillo hecho unos zorros y la operación de cambiarse su corazón de Beria por uno vivo de verdad completamente aplazada. En Teruel disfrutan de una estatua suya sacándose una metáfora de la muela con el mismo micrófono. En estiércol apretado de la tierra. Es la estatua que todo el mundo conoce como "La Bocachancla". Según se va acercando la fecha del 20-N, dicen que La Bocachancla se mueve un poquito en dirección a Madrid, moscas incluidas, pero a lo mejor es leyenda propia de la comezón de notoriedad que padecen por ahí. Otra cosa que dicen, y ésta da más miedo, es que cuando la majorette bocachancla viva intenta poner cara de buena persona y consigue esbozar una sonrisa, a un tanque de la Brunete se le enciende misteriosamente el motor.