lunes, 1 de octubre de 2012

Y TRICICLE...


Cada vez que dibujo a alguien que me ha hecho reír siento un buen rollo que no puedo explicar claramente. No es dibujar contento a alguien que me cae bien y esmerarme en sus rasgos, por simpatía o respeto, intentando corresponder a su generosidad, compensarla, devolverle a mi manera el buen rato que me hizo pasar. No es eso o no es eso del todo. Hay algo más y es un tanto extraño. En las pinceladas hay una... "vida" que no me sale en otros retratos y que, estoy seguro, no procede de mi habilidad. Es como si mojara los pinceles en un depósito inconsciente. Una pila de risa y alegría que sabe reconocer su polo, el retratado, y lo anima. ¿La adrenalina del agradecimiento? Misterios. Ahí queda Joan Gràcia. Por esas carcajadas, chaval. Todas las gracias del mundo a ti y a las otras dos ruedas.