viernes, 14 de marzo de 2014

MALENI ES UN NOMBRE DE TONGO


El Califato de Suresnes en Sevilla atrajo a partes iguales tanto a ps(o)eudopolíticos con turbante de pana como Almanzores de ferias de ganado, arribistas de Moscú, tártaros de tartera, pitagóricos de la aceituna, odaliscos de hamaca de chiringuito, bedeles de massaras socialdemócratas y lacadas economistas de Tartesos (Cádiz) con las hechuras de un ánfora de tablao. Magdalena Álvarez "Arsa", como el "Eureka" de los Arquímedes, pero ella en una alberca por San Fernando de cuando fue Consejera de Economía y Hacienda del Califato de Suresnes, y en un jacuzzi por Madrid, de cuando fue Ministra de lo Fomento todo aunque no construya nada. Magdalena, Maleni, Arsa, Ere que Ere, sea culpable o no, "antes partía que doblá", lleva encima un mundo cuyo peso hace tiempo que dejó de ser el amor. El mundo Blas Infante, el mundo Felipe González, el mundo Chaves, el mundo PER, el mundo spikinglis en las pizarras de los bares de la costa, el mundo de los trenes con aire acondicionado para llevar a los andaluces pobres a la vendimia francesa ... Y Maleni tendrá lomo de jornalera, pero ese mundo se está hundiendo y la está hundiendo. Me la imagino en esos despachos oliendo por igual a whisky escocés de turba y a manzanilla devanándose los sesos para compensar el agravio histórico de Fernando VII contra Andalucía y dando con la solución de un poquito de bandolerismo por el lado de los ERE, que hay mucho monte y nadie nos va a encontrar la pista, presidente. "P'alante, Maleni..." Y ahora llega ese otro mundo, el de la jueza Alaya, y choca contra el que lleva Maleni sobre su lomo, poniéndola en evidencia toda... Titanio contra terrones y un rayo de 29 millones de euros que le van a dejar el pelo a la gaditana como la peluca de un payaso ahumado. Nácar contra pana, Maleni pierde en el photocall. Probablemente una mandada, a tanto el jornal, pero que se hunda ella sola con ese mundo mientras los pájaros gordos salen volando, tampoco me parece justo. Ni que la jueza fina se ensañe a músculos de fianza con la presunta delincuente a la que la política siempre confundió una cosa mala.


También la pierde mucho que haya sido así de chula para sus cosas y las cosas de los demás. Con su ligero parecido con Ignacio González, a la condena de "probabilidad cierta" de la jueza de porcelana se une el tufo a trullo que ya percibe la gente sólo con ver cómo tratan de defenderla sus compañeros de peonadas de la jet set sevillana del Califato de Suresnes. Maleni es un nombre de tongo, y Alaya de una urbanización cara, así que con el PP en el poder alguien está preguntando ya a estas alturas por una cárcel buena que tenga hilo musical de sevillanas.