lunes, 2 de diciembre de 2013

POLÍTICOS GÓTICOS


A partir de cierta edad cada cual tiene la cara que se merece. Y a partir de cierta cantidad de vileza acumulada los villanos alcanzan finalmente la cara que buscaban desde pequeños, su careto indiscutible de espantajo. Su cromo terrorífico para la posteridad. En pocas caricaturas tengo que controlarme tanto como con la de Aznar para no acabar en su cara fidedigna, en su cara modélica de psicópata chungo, bucle de 360 grados. El exponente más señero de la política gore en este bendito país de mierda. ¿A quién le extraña hoy en día que un tipo así dijera que los que nos oponíamos a la guerra de Irak estábamos "ladrando nuestro rencor por las esquinas"? Lo he pintado porque no conozco un ejemplo más sintomático de lo que está pasando con la política y los políticos en España: que su cara más vil es la que por fin ha aflorado en izquierdas y derechas. Todos tienen ya el careto que se merecen. Y la gente ojos en la cara. No más engañifas de carteles electorales ni candidatos besando niños. Eran unos cerdos con pintas, cuando no unos parásitos inútiles, y por fin les ha acabado de asomar el homúnculo entero por piaras, cepas y caldos de cultivo. Antes llamados partidos políticos... Ya, ya, pero mucho pintas tú a Aznar y eso es por algo. Lo estaba pensando mientras lo hacía con esta versión última y creo que he dado con la respuesta. Cuando me siento asqueado de verdad, infinitamente harto, se me van las manos a su careto como los góticos de ahora al color negro o los góticos de antes a esculpir por inercia una gárgola espantosa... Lo mismo que me pasaba en las clases de matemáticas en el colegio, que me ponía a dibujar mecánicamente y me quedaba toda la libreta llenita de calaveras. Flamígero que iba siendo uno. Y memento mori en el recreo por tener gafas.