jueves, 23 de diciembre de 2010

ENTRADA EN MATERIA


"¡Hay callos en la vida tan fuertes...! Yo no sé...". A Vallejo unos callos lo habrían matado. Y a Valente lo habrían puesto metafísico al borde del plato, como a un poeta con un bic nuevo, de tres puntas, tres garbanzos a elegir. Pienso en el estúpido moro que se sintió ofendido por la mención a Trévelez, aunque los callos sean filológicamente de vaca. Entrada en Materia. Un cátedra que guardo en mi corazón (materialmente perdido el volumen). Otro cátedra cardiaco, "Metanoia". Pobre Carlos Edmundo de Ory. "Si me fumo, me fumo hasta el humo. Si me hundo, me Carlos Edmundo". Todos muertos. Y yo pintando callos por humorismo. Un humorismo piadoso. De guía turístico por horas en un pueblo perdido y sin humor. Lo de ahí fuera. Las lucecitas de la maldad. Turrón de mala baba. Me gusta la humildad usada y poco higiénica del tenedor. Qué coño, son callos en la pista central de un plato espalda de puta cara. El mayor espectáculo del mundo.