viernes, 12 de julio de 2013

CALVIN Y HOBBES FOR EVER


Bill Watterson nunca dio la autorización para que se hiciera ninguna película con sus personajes. Calvin y Hobbes han alcanzado así el rango de leyenda fijada en el tiempo. El niño y el tigre. Para los que adoramos sus viñetas, el spin off de "La Vida de Pi" (juás), por mucho Oscar que le dieran, sólo fue un pálido remedo de niño y tigre sin la más mínima gracia, aunque con mensajito aceptable y muy buenos efectos especiales. Sé que el señor Watterson me perdonará los efectos especiales que he usado para animar una de sus viñetas del álbum "En todas partes hay tesoros". Si se fija en el blog, últimamente ando enredando con los archivos GIF y el Flash de Macromedia. Y me ha podido la tentación, como puede comprobar. Un placer copiar su trazo, maestro. Que sepa que acudo bastante a menudo a ese lúcido despropósito de sus dibujos, los contados álbumes que nos dejó. Agua fresca, ahora que todos nos estamos volviendo muñecos de nieve suicidas con una bolsa de agua caliente en la cabeza, y unos lo llaman madurez, otros responsabilidad, y otros, sencillamente, que hemos perdido el norte. La orientación hacia la alegría. ¿Usted bien por Canadá y esos bosques? Nadie sabe nada de usted desde hace años, pero quiero pensar que todo le va bien, lejos del mercado, sus tiburones y sus trampas. Un hombre que hace máquinas del tiempo con papeles, coladores y cajas de cartón está por encima de esas cosas. Esas maquinitas suyas que ya le digo que pongo en marcha cada dos por tres porque siguen funcionando de puta madre, maestro. Y gracias por el pescado.