jueves, 6 de noviembre de 2014

"LA DIPUTACIÓN", LA NUEVA PELÍCULA DE BERLANGA



La película se llama "La Diputación", la dirige Berlanga, la escribe Azcona, y en el reparto figuran Fernando Fernán  Gómez, Fernando Rey, Lola Gaos, Andrés Pajares, Antonio Garisa, Manolo Morán, José Bódalo, Rafaela Aparicio, Agustín González, Alfredo Landa, Manolo Gómez Bur, Pepe Isbert, José Luis López Vázquez, Florinda Chico, Manuel Alexandre, Tony Leblanc, Concha Velasco y Gracita Morales. Argumento: la Diputación de una provincia del norte de España es un nido de pillos capitaneados por su presidenta, La Carruspe (Lola Gaos). Roban a manos llenas de las arcas públicas, chantajean a funcionarios del ayuntamiento, extorsionan a los empresarios de la zona y se han organizado, en definitiva, como una simpática, próspera y pícara mafia a la española. Ahora están a punto de dar su gran golpe con la multimillonaria recalificación urbanística de un secarral conocido como La Carrasca, pero, oh, fatalidad, una de sus empleadas, a la que habían despedido de malas maneras unos meses antes (Gracita Morales), asesina a su odiada presidenta con un tractor de la finca a recalificar, La Carrasca. Un contratiempo por el que lloran lágrimas de cocodrilo ante la conmoción general, pero que realmente va a complicarle la operación mafiosa a su sucesor inmediato, la mano derecha de la Carruspe, José Bódalo, pues el crimen alerta a la policía de Madrid (comisario jefe Fernando Rey) y al inspector jefe de delitos fiscales (Fernando Fernán Gómez), que aparecen por La Diputación a investigar el homicidio y, de paso, conocer el estado real de las cuentas que ha dejado La Carruspe en los cajones y en los ordenadores, si los hubiera, que igual no. El comisario local (Agustín González), corrupto hasta la médula, se las verá con el insobornable Fernando Rey, y el gerente de la Diputación (Antonio Garisa, contable de mucho cuento) tendrá que andar fino para convencer a Fernando Fernán Gómez de que todos esos números no son un despropósito y una filfa con balcones a la calle. Todos los concejales (Manolo Morán, concejal de fiestas; José Luis López Vázquez concejal de deportes; Florinda Chico, concejala de cultura...) han de disimular y maquillar sus chanchullos ante los de la capital con mil tretas y la colaboración indispensable de sus subalternos y de los empresarios cómplices (Alfredo Landa, bedel; Manuel Alexandre, alcalde comprado; Tony Leblanc, chófer de la Corruspe; Pepe Isbert, hostelero rural)... Pero todo se va al traste cuando hay pruebas suficientes para encarcelar por corrupción a la mano derecha de la difunta y presidente de la Diputación por unos días tan solo, José Bódalo, que, encima, se niega a dimitir de su cargo y todavía intenta dirigir el cotarro desde su celda. Con esa actitud no solo tendrán que abortar el golpe de sus vidas en La Carrasca, sino que probablemente acaben todos presos. A no ser que encuentren rápido un sustituto para el presidente corrupto. Un sustituto para la Gran Firma de Recalificación. Uno que no levante sospechas. Un hombre de paja, un tipo sin pasado, sin experiencia, sin antecedentes, manejable, sumiso, completamente limpio y básicamente idiota. Un mindundi inofensivo que pase por delante de la policía como un cateto transparente. ¿Existe un tipo así hoy en día? ¡¡Existe!! Un alcaldillo de un pequeño pueblo perdido en las montañas y conocido del concejal de urbanismo, Gómez Bur, de una vez que se perdió por la provincia en su coche oficial y hasta había ovejas. Es el alcalde tontito de Valdelugandos, Andrés Pajares. ¡Perfecto! Bueno, perfecto no, que antes hay que convencer a su madre (Rafaela Aparicio), una mujer de armas tomar, para que lo deje venirse de presidente de la Diputación: "¿A la Dipuqué? Mi niño no se mueve de la aldea si no es la feria de mantecadas de Astorga. A qué va a dipuqué mi niño, y paqué"... 

Y no cuento más. O poco más. Andrés Pajares, soltero, bonachón y más simple que el asa de un cubo, se muda con su madre al Chalet de Presidencia de la Diputación, y entra en el engranaje de la organización mafiosa para disimular ante la inspección de la capital (los pillos intentarán hacerle pasar por un hombre de partido, un hombre de ley, uno "legal" como son todos ellos) y llegar tan pancho al día de la Gran Firma... Pero ni que decir tiene que "el hombre sin pasado" les saldrá rana a los pícaros. Su mirada adánica, su ética de campesino apenas con estudios destapará todos los enrevesados chachullos de los sinvergüenzas, y la nobleza de su corazón, sin quererlo, acabará metiendo en el trullo a la organización al completo. También, y por supuesto, su actitud honrada a carta cabal enamorará hasta el matrimonio a la humilde mujer de la limpieza de la Diputación (Concha Velasco), la única que se había mantenido honesta de verdad en toda la trama, con su cubo de fregar y su lejía "3 sietes"...

Ya sé que Berlanga anda muy liado y no la puede dirigir, pero ahí está Alex de la Iglesia, por si le interesa.

Nota para Rafael Azcona: el personaje de Andrés Pajares se me ocurre que podría llamarse, por ejemplo, Emilio Orejas. Connota a lo que será el registro del personaje y, de principio, ya mueve a mofa, ¿no? Queda en sus manos.

(Y en las mías el speed painting del prota, que no ha salido de principio porque el Camtasia estaba con tos)