lunes, 25 de abril de 2011

VACACIONES EN BALTIMORE

De nuevo THE WIRE. Revisitamos Baltimore. Semana Santa en las sagradas esquinas. Retrogusto, de tan clásico venerable, al volver a paladear esos personajes que dejaron huella: el placer de comprobar que los perfiles de tus santos (los demoníacos y los divinos), se conservan poderosos, maestros. La inalterable contundencia de las tramas. La elegancia y solidez de sus costuras. La permanencia de esa luz sombría en cada capítulo como los claroscuros de Caravaggio lienzo a lienzo. El goce anticipado de algunas secuencias imborrables. La sorpresa de los detalles (muchos) que se escaparon en la primera visita. El escalofrío ante la violencia pura, esa droga inconfesable, y la ansiedad cuando termina el capítulo, funde a negro, y con los créditos y la sintonía de cierre te sientes capaz de matar por otra dosis. La admiración definitiva, rendida, ante una obra de arte que nadie te ha explicado en la escuela ni, mucho menos, en las universidades o en las mazmorras-redacciones donde "también se hace televisión"... Todo eso del amigo David Simon, y deseando que comience a fluir hacia España la 2ª de TREME. Arriba, un retrato voluntarioso del policía borracho e indisciplinado (y por indisciplinado y borracho, buen policía) Jimmy McNulty, el actor Dominic West. Viva el Jameson vs. las bolsas de araña.