sábado, 4 de mayo de 2013

MAY THE 4th BE WITH YOU


Ayer estuve en Toledo. La gente se hace miles de kilómetros para ver la antigua capital del reino. Vienen de Tokio, de Montreal, de Seatle, de Amsterdam, de Londres, así que por qué no podíamos ir nosotros desde Lavapiés. Ah, Toledo, la primera trampa medieval para turistas... Tecnología punta desde el tren de alta velocidad (a uña de voltio) a la Casa Museo del Greco completamente virtual, porque el Greco jamás vivió allí, y te lo dicen justo cuando has pagado los tres euros de la mordida en la entrada. Pero sí había cuadros suyos. Los mismos que vi en Oviedo hace unos cinco años. Exposición itinerante. Que me voy mañana a Móstoles y me encuentro los cuadros en el primer bar de la estación, esperándome. Ah, Toledo... Nuestra Jerusalén. Moros, judíos y niños con videoconsola por la calle. ¿Qué harán con tantas espadas en los escaparates? Con lo difícil que es colar un bote de champú en un avión, no te digo nada con la réplica de la Tizona, que no sé cuántas manos tenía El Cid, pero setecientas mínimo, y nada más que por la zona de la Catedral (8 euros entrar a hacer pis). Ah, Toledo... Comimos venado en salsa y carcamusas a la toledana. Ah, Toletum... La plaza mayor es un poco más grande que el Campillo de Manuela de Lavapiés, pero mucho menos ruidosa y con el Teatro de Rojas dominándolo todo. No vi a Pilar Bardem, por cierto. Y ya que hoy es el día mundial de La Guerra de las Galaxias, Que la Fuerza te Acompañe (May the force be with you / May the 4th be with you, ese juego de palabras, parece mentira lo clavado que queda), pues me he dicho que por qué no pintar a San Yoda a la manera de Doménico Theotocopuli, El Greco (exactamente de Creta), con sus ritmos sin dibujo previo, sus estilizamientos antinaturales (también llamados "libérrimos") y esas drogas de la época que usaba para mezclar los colores. Ah, Toledo. Ah, El Greco, un emigrante griego que le vaciló bien y bonito a todos los mandamases de Iglesia. Se saltaba los textos de la Biblia y te hacía un manga con San Juan Evangelista que era una cosa fina para desesperación de los ortodoxos, manos santas a la cabeza "¡Está loco, el guiri este! ¿Quién lo ha contratado?" Pero cómo pintaba, el jodío. Eso sí, nos quedamos sin ver el Entierro del Conde de Orgaz. Nos pedían una burrada en el tanatorio y preferimos gastarnos los euros en cerveza y beber por la salud del finado.