miércoles, 15 de enero de 2014

NUESTRA CARTA MAGNA ES DE AMOR


Jesús María Silva (arriba) es uno de los mayores especialistas del mundo en delitos de comisión por omisión. En castellano. El hombre es un eminente catedrático, eminente y terriblemente catedrático en Derecho Penal e impartiendo doctrina por calles, aceras, plazas, parques, universidades, hoteles y corrillos de periodistas, pero si lo han fichado para formar parte de la Patrulla X que va a defender con sus superpoderes a la infanta, es porque el tío controla al cien por cien la cosa de los delitos de comisión por omisión. Como en los psicodramas de la iglesia: palabra, obra y omisión. Comisión por omisión. Por donde parece que va a ir la estrategia parapente del despacho de Roca. La comisión por omisión... por culpa del amor. La comisión por omisión... gracias al amor. Y vuela libre, palomilla. El amor como eximente, el amor como atenuante y el amor como excipiente. Entregada, abnegada y amante esposa que firmó como una locuela todo aquello que su marido le ponía sobre la tabla de planchar sus camisas de las estafas y sus cheques de los cohechos. Sin mirar. Sin entender. Sin preocuparse. Sin vergüenza. Enamorada hasta las cachas de la pluma del Instituto Nóos con la que firmaba. Ciega de amor hasta el mango del arco del Cupido de Lladró que hay en la repisa de chantajes de la empresa tupperware Aizoon (tapadera). Licenciada en "ciencias" políticas, pero con su flechita clavada en el corazón. Trabajando para La Caixa, pero sin tener ni idea de números. Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Nueva York, pero con el cerebro obturado por las endorfinas de Bécquer. Una reformilla al palacete que le cuesta cuatro millones de euros y ella dando por buenas las explicaciones de su honesto esposo: "A los exjugadores de balonmano nos queda una pensión de la hostia, cari". Comisión por omisión porque el amor es lo más grande que se ha inventado... O que se va a inventar en la jurisprudencia de este puto país. Si prospera este truño, esta defensa que parece sacada de un especial del Hola ("La Infanta nos enseña su corazón"), nos merecemos otra paletada más de borbones encima de la Constitución. Esa "carta magna" nuestra a partir de ahora con aroma de jazmín. Como el que sale de la tumba de las santas.