viernes, 20 de enero de 2017

TRUMP ENTRA EN EL BAR

De acuerdo, hoy embisten al toro albahío (blanco amarillento) y es el fin del mundo. Pero sólo en el sentido de espectáculo. Los americanos ya tuvieron a su "Cabellos de Oro" y los indios le dieron la del pulpo espectacular en Little Bighorn. Hoy la carga de trompeta del 7º de Caballería que va a sonar lo hará en formato máquina tragaperras en el gran casino de Washington. Porque la economía del planeta es una pantalla de tragaperras, con sus sandías, sus fresas y sus diamantes de sangre. Y en Lavapiés hace años que conocemos a sus mayores expertos. Los chinos. Los magos de los avances sentados en un taburete y con las piernas cruzadas en un algoritmo imposible para los españoles. Arriba, los reyes de la economía del bar mundial, por mucho que bufe el toro mutante de Wall Street. A la izquierda, Xi Jinping, presidente tragaperras de China; a la derecha, Jack Ma, presidente tragaperras de Alibabá. Para ellos Trump sólo es un bocadito de salmón con pimiento amarillo mientras le dan al botón de doblar. No se trata de liberalismo o proteccionismo. No se trata de democracia o fascismo. Estamos hablando de tragaperras globales y a esas máquinas no las desenchufas tú por tus cojones, que sabes que los chinos están haciendo trampa. En España están intentando hacernos lo mismo los aprendices de chino del PP con los "Recreativos Franco" y tampoco hemos conseguido desenchufarles una mierda. Ni a los chinos ni a los franquistas. El guiri borracho que acaba de entrar en el local no va a levantar a nadie del taburete, todo lo más pedir que le cambien el canal de la tele y le pongan una masacre de indios para que se calle.