DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (20º DÍA DE CUARENTENA)
Priapismo en las estadísticas. Una enfermedad tan chistosa como letal. Erección inaplanable en las cifras de nuevos contagios y de muertos. No logro ver los fantasmas equilibristas que ven algunos en los números, qué droga oficial estarán tomando... Otros dicen que hay cierta pauta, cierta estabilización, cierta tendencia a un dígito zen como la temperatura a la que un país deja de sufrir, qué droga extraoficial estarán tomando, y empieza a recuperarse, el punto Farenheit 451 inverso en que un folio quemado arranca a echar hojitas verdes... Los muertos de ayer a hoy han sido más de novecientos... Esos pobrecillos sí que confían esta tarde en la droga de la balística para levantarle el ánimo a la gente... Y volvemos al priapismo.
También han reventado las cifras del paro salpicando de vísceras las lujosas paredes y los techos del Ibex 35. Sus directivos llaman de urgencia a las limpiadoras dominicanas de costumbre, pero las muchachas también forman parte de las vísceras. No se acordaban de que las despidieron desde sus palafitos en Suiza, sus chalets de alta montaña en las Maldivas, sus segundas residencias en el Pozo del Tío Raimundo. Pobres empresarios solidarios.
Cada vez que oigo un pianito en la tele saco la pistola. Imposible entender cómo está el mundo así de podrido con esas multinacionales tan maravillosas y tan entregadas al bienestar de las personas... Cada vez que oigo un pianito.
Habláis conmigo la próxima vez que le paguéis a tocateja cien millones a Cristiano Ronaldo y tres mil euros a un investigador para que los dosifique y justifique con informes y certificados durante un año...
También la próxima vez que inauguréis un hospital "concertado" sin camas a una semana de las elecciones.
Lo mismo que sabemos cuántos de los muertos "tenían" más de ochenta años, deberíamos saber cuántos políticos mueren de coronavirus al día. Ese número sí que aplanaría la curva. Esos muertos no deberían contar.
Los políticos muertos tampoco reman en contra de la gente.
Hoy sí que estoy enfadado de verdad.
No se libran ni los pocos políticos que están remando a favor. Lo hacen por quedar bien delante de esos hijos que están conociendo ahora.
Pero muy enfadado.
Hay que ser muy retorcido para ser bueno y meterse en política.
No me gusta la gente retorcida.
Tener que justificar la voluntad de servicio también es retorcido.
Mirad lo que habéis hecho con este bendito país de mierda, retorcidos HIJOS DE LA GRAN PUTA.
Pero he aplaudido como todos los días, con los vecinos, cada uno desde su balcón quemado de Chernobyl y las partículas luminiscentes de las palabras de los políticos flotando en el aire, envenenándonos a todos.