jueves, 28 de marzo de 2013

ORACIÓN INTERIOR DEL MINISTRO ÍNTIMO


Jesucristo mío del Gran Poder de la Mayoría, no consientas que las albóndigas de Génova tengan trazas de carne de caballo gay. Manda cualquiera de tus plagas, tú, oh, divino de la muerte, sobre la carpa en la que se celebre todo matrimonio entre caballos, preserva nuestra especie elegida por ti, Dior mío, en su santa reproducción a oscuras por la iglesia, presérvala también de toda flaqueza en sus chalets y áticos de lujo frente a los escraches de caballo de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas de Dios, y ten cuidado con quien cenas esta noche, que Judas se mete caballo y hace cualquier cosa por un pico de audiencia y de lo otro. A cambio te prometo darme cien fustazos en mi grupa desnuda en los servicios de cualquier cine porno que tú ilumines en la calle Duque de Alba de Madrid esta Semana Santa, de madrugada, en la última sesión. El sábado sería estupendo, que he quedado. Cómo me acuerdo, a propósito, de aquella vez que te vi en Las Vegas, Yisas. Pues eso. Que arreando. Amén.