ALEGRÍAS DEL AUTODIDACTA



Estos días he dado en la suerte de descubrir una forma nueva de restregar la acuarela y, al tiempo, limpiarla. La técnica, o el trampantojo, tiene todas las pintas de tener más años que la Terete. La mía, la misma cara de asombro y terror sagrado que se le quedó al Leonardo ultrapeludo de las Cuevas de Altamira o Lascaux. Hay dos copias sui generis sobre ilustraciones de EDUARDO ESTRADA, que es un tipo al que ahora se le puede seguir en El País. Lo demás, Phelps y un menda cuyo nombre se me ha olvidado (no, no es Del Bosque, coño; con ese gorrito no es Del Bosque, joder).