jueves, 14 de octubre de 2010

TEORÍA DEL PAPEL ESCRITO

Plántese un hombre
Recójase al cabo de su primer reír
Córtese en finas tablas su madera de hombre
Las finas tablas a su vez en láminas de tal grosor finas que un instante después de dicho grosor
Se viera a su través de finas de más
Dése a tales láminas con viento de abanico de bruja salpicaduras de leche de burra alegre
Hasta que el color azul de la madera se vuelva blanco noche
Provéase el aprendiz de tizne endurecido
Y aplique su punta sobre la lámina y arrastre su punta en la lámina y gire arbitrariamente su punta
Por toda la lámina alzándola y bajándola intermitentemente con diferente presión
Y ángulo de ataque tal
Que el blanco de la lámina quede todo él entreverado de líneas negras sin sentido
Y dígase luego el aprendiz que ha escrito algo
Y vuelva luego el aprendiz a plantar un hombre
De cara al segundo folio
Siempre más fácil que el primero