jueves, 27 de agosto de 2020

NO SON LOS ESCOLARES, SON LAS ESCUELAS


Isabel Celaá, Ministra de Educación, es la encargada de sentar adecuadamente a los niños en su vuelta a las clases dentro de unos días. Distancia de seguridad entre los matones y los más débiles y mascarillas para los tímidos por si les toca salir a la pizarra. Gel hidro alcohólico cuando te suden las manos con los polinomios y continuas tomas de temperatura en las lecciones de historia recortada de España... Así que está todo más o menos organizado y no va a ocurrir ningún imprevisto. Si por un casual, hay algún contacto físico entre el hijo del empresario y el hijo del parado en el recreo, se confina al de la mascarilla sin la bandera de España. Si hay alguna tos de más en la clase de Educación para la Ciudadanía, se detiene al profesor, que esa asignatura se había retirado precisamente por tóxica... Pobre Ministra, la que se le viene encima... El problema no son los niños, el problema de verdad son las instalaciones, las proximidades forzadas, y que luego tengan que volver a casa a contagiar a sus padres, abuelos y demás familiares. No son los escolares, son las escuelas. Habría que reinstaurar el régimen de internados para niños apestados, pobres, multimillonarios o no deseados, esto es, secuestro trimestral o semestral de niños a cargo de la iglesia y del estado en gigantescos pabellones con filas y filas de literas con tal de que no vean a sus familiares en un largo periodo de tiempo. Seguro que se ofrecerían miles de curas voluntarios para hacer de rastreadores... O eso, que no deja de ser una medida en blanco y negro, pero de la que se podían hacer cargo las cadenas de hoteles (ahora que lo pasan tan mal) o regresar a la enseñanza al aire libre donde la posibilidad de contagio se reduce maravillosamente... La enseñanza en el ágora o la enseñanza peripatética, camino va, camino viene... Es una alternativa que no la podrán considerar los países escandinavos, por ejemplo, pero somos mediterráneos... Y todos los catedráticos y maestros monitores de aire libre... La noche en que les expliques a tus alumnos La Vía Láctea os vais con linternas a la Casa de Campo, y, si apetece, acampáis allí con una hoguerita bien cuidada y otra jornada más sin que nadie contagie a nadie. Bueno, las putas de la Casa de Campo se lo pasarían estupendamente y aprenderían algo, de paso. El carro, la Osa Mayor, la Polar... Con lo maja que es usted, señora ministra, seguro que algo de esto también se le habrá ocurrido... Me entra la risa floja de imaginar la reacción de los fachas...