jueves, 12 de abril de 2012

EL HAMBRE QUE VIENE



Lo más sano que me he encontrado hoy en la prensa y en la radio es que celebramos el cumpleaños de Montserrat Caballé. El cumpleaños de una soprano oronda y optimista, como si volviéramos a las marquesas de los chistes de Serafín o Carpanta estuviera rondando la ventana con el eterno pollo asado puesto a enfriar. Un aroma a postguerra en el aire. Un color de bombardeo en las esquinas y en las caras de la gente. ¿Cómo será el aspecto de uno de estos niños de videoconsola y chándal de marca cuando llegue la hora de ser un niño de Paracuellos, como los que dibuja Giménez? Un niño pijo de la hambruna. Un periquito de Serrano transformado en pollo tomatero, huyendo de una jauría de necesitados. No es Swift recomendando comer niños para superar la crisis. Son estos niños devorando a sus padres cuando les nieguen su primer Haagen Daz porque no hay dinero ni para pagar al mayordomo. Es el consuelo que les quedará a los niños en blanco y negro de toda la vida, los que ahora son viejos desahuciados y abuelos con 300 euros de jubilación. Que ellos tuvieron clase hasta para pasar hambre. A ver cómo se apañan ahora los niños de Don Pío. Y todo por la sandía que canta. Me vas a perdonar lo de la sandía, Montserrat, pero es que desde chico te veo así. Felicidades, con todo. Pero no vayas a cantar a países con caníbales.