domingo, 31 de julio de 2011

LAVAPIÉS EN LLAMAS

Curiosa la bipolaridad de El País con la intervención de los indignados en las redadas de la policía en Lavapiés. Millás, hoy, le pone un monumento a esos esforzados (e indiscriminados) logros de los chicos del Twitter y el SMS del 15-M por arrancar de las manos de la madera lo mismo a un inocente indocumentado que a un delincuente de tomo y lomo (38 detenciones); Marías, también hoy, clama al cielo por esos inconscientes que se atreven con todo y que no saben lo que podrían haberles hecho en los tiempos de Franco, que ya vale de tratar a nuestra democrática policía como si fueran los grises de antaño (él no hizo nada entonces porque estaba mejor en la clandestinidad de su biblioteca que detenido o sin pasaporte para poder pasear por Oxford, muy british el amigo). Sin desperdicio tampoco la despavorida crónica de una tal María Isabel Serrano (buen apellido, buena localización, sólo le ha faltado gritar "detenedlos a todos") para la que Lavapiés es un gueto maloliente lleno de delincuentes donde impera la ley del silencio por culpa de los irreductibles niñatos perroflautas y okupas del nefasto movimiento del 15-M. Entrevista la mushasha a dos viejos anónimos "en la mismísima plaza de Lavapiés" que dicen tener miedo. MIEDO. También camina con un moro llamado "Mohamed" (me la estoy imaginando) que la convence de que los senegaleses son los más peligrosos de todos... El morito dixit. Portentoso olfato el de esta superperiodista. Qué le vamos a hacer, si el barrio ya está perdido para las buenas maneras, las meriendas de mesa camilla y los meñiques con la naricilla respingona. ¿Que nos hemos equivocado con el quinqui? ¿Que hay mucha droga? ¿Que estamos locos? Pues más o menos. Pues sí, mirusté. Pero es que ya van más de doscientas redadas arbitrarias (la cuota de detenciones que hay que cumplir para que no se enfaden los jefes fascistas de Génova) y siempre son contra los que tienen un colorcito de piel distinto y, claro, oye, te mosqueas... El santo de aquí es San Lorenzo (el de la parrilla) y no San Maniqueo, de modo que no tenemos tan claro como ellos quiénes son los buenos de uniforme y quiénes son los malos malísimos de paisano. Pero sí que tienen razón en que el barrio está indecente, vivo, desagradable, interesante, potente, exuberante, abrumador y más castizo que nunca. Una joyita. Una pasada. Da gusto. Ahora mismo (11:30 a.m.) oigo un chotis por la ventana. Son las carreras populares del barrio, con speaker desquiciado, niños llorando y viejos meándose de risa. Antes ha estado sonando una cinta mía a todo trapo por megafonía, de cuando animábamos la barra de la Asociación de Vecinos los del Club de Ajedrez (mandiles escaqueados y mucho morro) con música que hoy suena casi retro, coño. Lo dicho, Lavapiés en llamas, y la muchacha de arriba secándose al sol, indiferente a las chorradas que sueltan contra el barrio. Ni que decir tiene que todo el jaleo viene del paseo marítimo de Argumosa, playa de Lavapiés. Salud. Me bajo a la calle ahora mismo.