miércoles, 18 de abril de 2007

LO SABEN





Hay veces que me hace gracia. Otras me llevan los demonios. LAS MUJERES SABEN QUE ESTAMOS PERDIDOS. Tanto en la desorientación genética y metafísica (quiénes somos, adónde vamos, de dónde venimos), como en que ellas nos perdieron, nos pierden y nos perderán. Físicamente, sexualmente, literariamente, y en el Carrefour. Y no es consejo tomárselo con paciencia.




BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (40)




(Súbeme la manta, madre, desde tan lejos.
Súbeme el calor. Tráelo como una merienda.
Dame la paz de saber que hay alguien.
Están tan furiosos conmigo.
Sólo les hablé.
Estoy muerto en el suelo y sólo pido que
me subas la manta,
madre)


Un Pegaso de cinco ejes con su carga de mujeres calladas
-los mejores culos del siglo-
no es peor muerte que una colina normanda
o un vientre malo.

Este es un bonito adiós
que saluda.

Como un alijo de besos
en el doble fondo de unas bragas dulcísimas
ahí van algunos nortes a la espalda:

Mijas, Málaga, Santiago, París, Barcelona, Herencia, Caen, Alicante, Mérida, Nerja, Alcira, Antequera, Cremona, Valencia, Segovia, Zaragoza, Milán, Madrid, pero nunca me he movido de mí mismo. Antes bien he preferido

que se me vaya hermosa la cabeza
a las copas y los perros y los culos.

De tan herida tan hermosa
en el silencio y en las ciudades y en los barrios
y en Lavapiés.

MATANZA EN VIRGINIA (7)

Cho Seung Hui era un perturbado que no se relacionaba con nadie y que tomaba pastillas para la depresión. Odiaba a sus compañeros: eran ricos, mentirosos y presumidos. Y él sin comerse un colín, ni en amistad, ni en amor, ni en lo otro. Aún así tenía armas. Aún así podía entrar en la Universidad con dos pistolones. Aún así a nadie se le ocurrió que el tipejo podría liarla algún día. Un tipo humillado, deprimido y con dos pistolas. Nadie se suicida con dos pistolas. Manda cojones, lo listos que son los americanos en las series y cómo son en la realidad. John Wayne se llamaba Marion, de nombre auténtico. La policía tenía que haber entrado a por él esa mañana bien tempranito. Un psicópata angustiado, puteado, con balas para rezar su rosario de afrentas, y un lunes por la mañana. Eso es no saber sumar. Corea del Sur ya ha pedido que no se trate el asunto como un incidente entre países. Va a dar lo mismo. A partir de ahora, los de la toalla en la cabeza y los de los ojillos rasgados.



BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (39)

Los que bebemos agua sucia de nosotros mismos.
Los que nos vestimos sin mirarnos
y los que os ponéis de calzoncillos
un coche despatarrado
somos distintos como dos lluvias
en esta ciudad sin postres.

No soy mejor que el mejor de vosotros, pero
yo sí quiero explotar contra el sol.

Nunca una muerte con las manos en los bolsillos.

Me consumo en las horas tristes,
contento como un Espejo,
impenetrable y barato como un Espejo.
Bastardo de mí,
os apadrino.
Borracho,
doble,
soy tu padre y tu madre.

Luego quedo transparente
y atravesable. Soy
el milagro de pincharme con un globo
y volverme alfiler,
con su gotita de sangre cayendo de la punta
como la admiración que precede a un grito.

Pero hasta para reventar
contra un Pegaso de cinco ejes
cargado de preciosas adolescentes mudas,
los mejores culos del siglo,
hay que tener estilo.

Ciertamente,
no creo que el mundo siga sin mí,
pero sé que lo va a intentar.
Ya lo ha hecho con otros.

Un hombre ha de tener su casa,
su bar, su camarero, su taxista,
su sexo,
su invariable marca de rotuladores.
Un hombre ha de tener su imagen de la muerte.