lunes, 19 de noviembre de 2012

REDACCIÓN: LOS JUDÍOS


Los judíos a mí me gustan mucho los judíos porque son muy bonitos y folclóricos con sus sombreros cordobeses y los caracolillos de la Piquer y se presentaron a las elecciones de Dios y resultaron el pueblo elegido. El alcalde más importante del pueblo judío, o en su defecto un teniente de alcalde, fue David, que también tiene una estrella, como los restaurantes buenos, pero en antiguo, que a lo mejor no tenían cámaras (ni de congelar ni para el vídeo de la boda) y por eso en las bodas de Canaan hubo que sacar todo el género a la vista como si se hubiera multiplicado. Los judíos como judíos son muy ricos y tienen todos nombres de niños de urbanización en verano cuando te los presentan:  Isaac, Abraham, Moisés, Aaron, aunque me parece que Jonathan o Borja no, por mucho que también te invitaran a la piscina y luego dividieran el agua en dos con un palo, la de pago y la de los suyos (unos hacíamos cola y otros colita, porque siempre coincidía que los de nombre judío tenían menos cola, señorita, y no puedo decir más), o por mucho que también jugaran con nosotros a prestarnos la pelota y luego cobrarnos 20 euros la media hora de partido. Otro partido que jugaron los judíos fue contra los Reyes Católicos, pero algo hicieron porque los acabaron expulsando. Mi padre dice que fue por la "usura", que seguro que es una forma chunga de prestar la pelota y que también mosqueó a los alemanes muchos años después hasta el punto que los quisieron eliminar del II Campeonato Mundial y los mandaron para las duchas con la equipación a rayas que no les llegaba al cuerpo. Dice mi padre que fue por eso mismo por lo que los judíos se dijeron aquí hay que tener campo propio y allá que se fueron con el Exodus Fútbol Club buscando un secarral para ponerle las porterías hasta que lo encontraron en 1948, en un campo de tercera que ellos llamaron Tierra Prometida pero por no hacer el ridículo. Echaron a patadas a los niños que había jugando en él y desde entonces no se juntan con nadie de la zona y viceversa con la pelota, señorita, aunque al Club de Fútbol Palestina (los de la infracción en el culo) les hayan dejado una franja estrechita de terreno para jugar a qué, a los bolos si acaso, porque fútbol ahí no se puede. Un penalti derechito a las manos o los bolos a tomar por saco fuera de la franja y los judíos protestando al lado porque les arrojan objetos al campo. Bueno, todos los judíos protestando no, que hay uno que siempre se alegra y le han puesto de mote "¡NetanYAHU!" y hace de entrenador y ahora ha dicho que quiere a todos los reservas calentando, por si hay prórroga con los de los bolos (y sus ultrasur de Hamás) y para que  no tengan que hacer luego la rueda de prensa en el muro de las lamentaciones, con publicidad de la Coca Cola, el reportero de Barrio Sésamo de la ONU preguntando educadamente y el míster anunciando que vuelven a vender otra vez a su crack, Yisas, por treinta y tres monedas, la ficha, los gastos de la última cena y su formación en la masía de Jerusalén. Y no sé más de los judíos, señorita, como no sea que Woody Allen está en traspaso o que a la jardinera con tomates y ajetes que tiene mi madre en el balcón mi padre la llama Kibbutz. Esto último, verbigracia, me ha ayudado a ponerlo él, que yo no sabía cómo se escribe "ahorro" en hebreo. Eso sí, "Mitzbah", prepucio, salva sea la parte.