miércoles, 25 de noviembre de 2015

DIEZ SON MUCHAS ADVERTENCIAS


Los pilotos del caza ruso derribado ayer desoyeron hasta diez advertencias de los turcos. Si el plan era provocar, eyectarse y sobrevivir, a uno de los pilotos le falló la estrategia. Si el plan era sobrevolar posiciones turcas para dar información a los kurdos, al avión entero le falló la última polaroid aérea y optó por hacerse un selfie con flash de queroseno. Pero si el plan era rondar el avispero hasta golpearlo con la cola de un caza en llamas por ver qué pasa etológicamente en la cosa del estímulo y la respuesta, Vladimir Putin ha conseguido despertar la máxima atención de los apicultores de la OTAN. Con toda la nube de insectos que sobrevuela actualmente el panal sirio y con toda la gavilla de reflectores cazamoscas y varas de varear que hay en tierra, doy por actualizado el mejor nombre de insecticida de la historia: RAID. A Putin le servirá su cazabombardero muerto de piercing de malote (tiene mil más zumbando en el cajón de su mesita de noche), pero a los pilotos turcos se les ha puesto su joystick de corbata de hace unas horas a esta parte. Un SU-24 derribado a pedradas teledirigidas no se ve todos los días. Ni un belga de uniforme fuera de África. Menos aún en Bruselas, con todas las coles cerradas. Y el metro.