domingo, 29 de mayo de 2016

HA NACIDO UN ATLÉTICO


Mi caída del caballo con el Real Madrid ha sido paulatina (cómprenme la imagen de una "caída paulatina"), pero el trastazo gordo se produjo con la imagen de su presidente abrazándose con el otro ex presidente, Aznar. Hasta aquí llegó el Ebro. Ni por fútbol,  ni por imagen, ni por ética me iba a caer bien el Real Madrid nunca más... El memo de Ronaldo tampoco ha ayudado a que vuelva a simpatizar con la causa blanca, la verdad. Pero lo de anoche fue de "atragantá"... Y mi bautizo para profesar la disparatada fe en el Atlético de Madrid. Como el que se hace moro, me convertí en rojiblanco. Vi al Dios Colchonero. Lo sentí. Aleluya. Mirad mis llagas. ¡El Pupas! Ya intenté convertirme en el pasado, más bien como turista en una sinagoga o en una mezquita, pero sin ningún resultado revelador ni ningún milagro futbolístico apareciéndose en la coronilla de una higuera. Anoche sí. Con una derrota injusta, dolorosa, épica. Pobre Juanfran. Pobre Atleti. Dos penaltis fallados, el gol del Real Madrid en fuera de juego y el último tanto en la tanda marcado por el impresentable Ronaldo, que no hizo nada durante todo el partido... Pero mi enfado santo al levantarme esta mañana sigue siendo contra el tipo de arriba, Pepe, que no paró de hacer teatro cada vez que un atlético le rozaba y de la manera más infame y canalla. Un sucio miserable marrullero indigno de llamarse a sí mismo deportista. Que las imágenes de su repugnante actuación en la final se pasen en vídeo en todos los colegios del mundo. Que a partir de hoy mismo los niños devuelvan avergonzados la camiseta del farsante.