domingo, 3 de julio de 2011

CÓMO SER UN MONÁRQUICO ADVENEDIZO: JUAN CARLOS 1º EN NUEVE PASOS

Antes que nada, procúrense una foto del rey con carita de circunstancias y buena definición, tanto de la cara como de las circunstancias. En concreto, cara de circunstancias "qué hago yo aquí con el presidente de México", su eminencia en narcocorridos y corrupción policial Don Felipe Calderón Hinojosa, flash. Inmortalizados en Diciembre del año pasado.







PASO 1: Se aparta la parte no real de la foto (Calderón, le hemos dejado un tequilita ajuera) y se aboceta la parte regia muy por encima y con ensañamiento. Es el momento más divertido de fabricarte un rey a tu medida (3048 x 2100 píxeles). Óleos y lápices hasta que tengas un rostro... que es el vivo retrato de Junior. La madre que me parió...







PASO 2: En los ojos de un monarca está su visión para el medro, la alta política, la endogamia, el derecho de pernada, el motociclismo, el esquí, la navegación a vela y la captación de fondos para los nietos. Óleo y borrador para el brillito acuoso de la mirada. Todavía no me atrevo con la regia nariz, pero hay que ir perfilando la boca. Ese rictus (cansancio, circunstancias y disciplina con el protocolo) me va a dar problemas...






PASO 3: Un poco más de definición en los ojos y en las ojeras. La boca es una pesadilla. Hay una blandura intratable en esos labios. La fofedad regia del porrón de discursos de mazapán vacío que se largado SM en Nochebuena. Hay que darle algo de expresión. No queda otra. ¿El último langostino del plato?

PASO 4: Cara de "perdonadme los millones de euros que os quito todos los años, pero es que soy rey, por fa...". Un borbón. Borbón lo fue mi padre y borbón lo fueron mis antepasados. Tenéis que entenderlo, súbditos de mierda. ¿Que me puso Franco? Franco también puso los pantanos y ahí están. Sólo juntando la expresión de tristeza de los ojos con la boca blanda, se logra un cierto parecido al original, pero entrecerrando mucho los ojos. Sospecha de monarquía...





PASO 5: Pinceladas de prueba, como tiros, hasta dar con una expresión más aproximada. Sí, pena, sí, pero también algo de guasa. Fondo de armario de gestos reales. Dignidad secular. Y algo más de pelo... El rey nunca ha pagado una entrada. Pero esas dos entradas que le pinto me las va a pagar en añitos de vida. Ya podría ponerle bonito, pero no. Pelo pollo.






PASO 6: Necesito contraste de fondo para resaltar las mejillas y los pelitos de la calva. El primer spray que tengo a mano sirve. ¡Sorpresa con la bandera de fondo! Es como ver el menú de un restaurante detrás de un tipo: que el tipo en seguida coge aire de camarero. A este hombre le pones la bandera de España detrás y ya tiene cara de cobrar una pasta gansa. Quizá por eso hay que rectificar papadas y mejillas. Está gordo de más.



PASO 7: Aquí parece que está a punto de comenzar un discurso. "Nos llena de orgullo y satisfacción que ya no le cortéis la cabeza a los reyes. Queridos indignados, veníos a la Zarzuela, que hay sitio de sobra para que plantéis vuestras entrañables quechuas."







PASO 8: Pruebas con el pelo, mejor definición del fondo y de la ropa, y maqueo de la bandera.







Y PASO 9: No me gusta la corbata y se la cambio, que para eso soy el súbdito artista. Ajuste capilar y nuevo intento con esa blandura abstracta de la boca, sin demasiado éxito. Salpiel para las imperfecciones de la piel, suavito. Me gusta el resultado de las sienes de yate, y el pin que le obligo a ponerse con mi nombre... Y ya tenemos un rey para ponerlo donde guste: en el ayuntamiento de San Sebastián, en la SGAE, en un piso piloto de El Pocero, en la celda que tuvo Mario Conde en la cárcel, o, incluso, en el apartamento de playa que tiene Tejero en Málaga. Si lo pinto con casco de motorista en una gasolinera, me ahorro todo este rollo y sigue siendo el rey lo mismo... ¡Andá, qué campechano! Pero la gasolina no me la pagas, ¿verdad?








¡Guau! ¡Un Rey de España en nueve pasos! ¡Ya puedes poner tu propio retrato del Rey donde quieras y presumir de ser un monárquico de toda la vida! ¡Recuerda que es la institución más valorada por los españoles! ¡Si el Rey no hubiera dado la cara por la Democracia, con su maravilloso y disuasorio traje de comandante en jefe de los locutores de telediarios, el golpe de estado del nefando 23-F habría triunfado!