viernes, 31 de enero de 2014

FUERA TIRANTES: EL MUNDO SE DESPEDROJOTA


Ni en su momento la cobertura eficaz del escándalo de los GAL (mérito, sobre todo, de Melchor Miralles y de Ricardo Arqués), ni, últimamente las exclusivas del caso Bárcenas, eximen a Pedro Jota Ramírez de manejar sus titulares como un bróker sus acciones, actuar a menudo por oscuros intereses extra periodísticos, ni de tener el ego de la Vaca que Ríe, unas veces dejándose ordeñar por la derecha, otras cagándose en los sindicatos y otras espantándole las moscas a la iglesia. El liberalismo en prensa puede llevarte a filtrear con los poderosos más allá de lo puramente informativo, silenciar noticias incómodas para tus socios capitalistas o incluso medrar a golpe de editoriales, pero si a esto le añadimos su persecución sádica a jueces de tonalidad rojiza en sus procedimientos como Baltasar Garzón, o la campaña paranoica sobre los atentados del 14 de Marzo de 2004 y la consecuente caída del gobierno reaccionario que intentó manipular a la población los días que precedieron a las elecciones generales, no se han derramado demasiadas lágrimas por estos lares ahora que El Mundo se ha despedrojotao... Tanta gloria lleve como descanso deja el periodista liberal amigo de los empresarios más siniestros de este país, el Woodward del Urdangaríngate, el de los tirantes de Larry King de Logroño y su Oprah Winfrey de pago en forma de Exuperancia encima de su cama Underwood para teclear "tutú" contra los socialistas, oye. Sin ningún respeto. Recíproco. Pero mejor que yo lo escribe una de las últimas incorporaciones a la mancheta de El Mundo, Enric González. La manera en que lo llama "periodista extraordinario" es antológica. Y en el otro lado de la balanza de heces, la despedida de Salvador Sostres. "Pedrojota y yo". En un water. Lo dicho. Recíproco, oye.

EL QUE LE HA ESCONDIDO ESTA SEMANA LAS MULETAS A LA MERKEL


Alemanes son los calcetines con sandalias, el moreno color gamba y Angela Merkel, pero también Nietzsche, Beethoven y Carlos Marx. Así que podemos tener un gobierno alemán con calcetines y sandalias, pero también con un bisnieto lejano de un primo segundo de un vecino que vivió cerca de Carlos Marx amenazando a Angela Merkel con quitarle las muletas, si no se porta mejor con el pueblo y deja de tratar a la gente como si fueran chorraditas de la microeconomía. El individuo en cuestión es el presidente del SPD (Partido Social Demócrata Alemán), Sigmar Gabriel, arriba, actualmente vicecanciller del gobierno alemán y ministro de economía y energía. Cosas de las elecciones del año pasado y de la gran coalición a la que se ha visto forzada la cristiana muchacha sin cuello. Donde antes se le reviraban los ojos extasiados ante la palabra "austeridad", como a Sor Alicates, ahora rebaja la edad de jubilación a 63 años para los alemanes más alemanes, esto es, los que hayan currado y cotizado cuarenta años como unos campeones. No es mucho, pero por algo se empieza. Y sólo ha habido que esconderle un ratito las muletas. Cualquier día, el sucesor del sucesor del sucesor del sucesor de Willy Brandt, Sigmar Gabriel, arriba, lo mismo le quita las muletas a la rubia con el flequillo que se le queda a un pedo en la ducha, y no se las devuelve hasta que se asome por una ventanita a los países del sur y vea el destrozo que ha hecho con su política de remache de submarino. No le pido que le atice con las muletas en el colodrillo, pero sí que se las esconda otra vez, pero ahora por alguna oficina del INEM en España. O por alguna empresa con un ERE calentito. A ver si tiene ovarios de venir a por ellas. ¿Que no se atreve, de cabreados que nos tiene? ¿Que no se arriesga, de lo poquito germanófilos que nos ha dejado? Pues otra opción sería quitarnos la bota nazi del cuello (esas peculiaridades del comportamiento alemán, como la de echarle mostaza a una patata cocida y llamarlo ensalada), Angelita, reina, que iríamos nosotros mismos a devolverte los achiperres locomotores de mil amores. Al Reichstag o al parque de atracciones para sádicos que tú digas. Y con un moño. A cambio de que nuestros jubilados no sean menos personas que los tuyos. Por ejemplo. Y al colega Sigmar, arriba, que tiene un barreño de sangría pagado en el chiringuito español que diga, si continúa fastidiándole los andares a la monja alférez hasta que taconee como La Terremoto. Y reaccione. Por el bien de todos.