sábado, 19 de diciembre de 2009

GALERÍA DE DELINCUENTES (3)


RECOMPENSA: El campanu de la primera fritura de chanquetes de la próxima temporada en Málaga.
CRÍMENES:
-¿Te vas a comer esa gamba que queda?
-Se cabrea como un chino cuando paga (¡Te dije que me cambiaras para tabaco, no que me cobraras!)
-Usa frases delictivas del tipo: 1) Yo no soy racista, pero... 2) Dices tú... 3) A mí me van a engañar con... 4) Ponte algo, que te estiras menos que el portero de un futbolín.
-En su casa manda él.
-Tiene la colección de copas en miniatura del Real Madrid.
-Sus hijos hacen que no le conocen por la calle.

KELLY HOLLEY-BOCKELMANN Y LOS NEGROS EN TODA SU AMPLITUD

Foto Physisc4u.gr.
Leo el titular de la noticia y me hace gracia la confusión. Qué divertido lapsus leyendo. De modo que vuelvo a leer... Y no. No me he equivocado. La noticia era tal cual la había leído en un primer momento. Un récord de subvención estatal en Estados Unidos. Le dan más de un millón de dólares a una profesora de Física y Astronomía para que se los gaste en dos misiones simultáneas:
1) Estudiar los agujeros NEGROS.
2) Integración de minorías.
En Tennesse. En la Universidad de Vanderbilt. Y la chica está eufórica, claro. Negros por todas partes. Con sus agujeros en el espacio y sus ricitos en la tierra. Y encima está buena, la jodida. Le va a sacar los colores al espacio y luego a la administración, titulando el mayor número de marginados en una universidad americana. Su gesta en España la publicaría La Codorniz sin la más mínima duda. Normal que la chica saque pecho en la foto de arriba... Suerte, Kelly. De ese millón de dólares deberías desviar algo para vaselina. Por si ves las estrellas. Te dan los chistes hechos y los aprovecho. Vamos, es que no me salto ni uno. A partir de ahora Kelly va a dejar de dar las clases con el puntero láser. Ahora las va a dar con... Vale. Es suficiente.

GALERÍA DE DELINCUENTES (2)

RECOMPENSA: Alfombra roja desde la cárcel donde se haga la entrega hasta el cajero automático que el cazador elija.
CRÍMENES:
-Antes de entrar (o no) al bar, se asoma desde la calle como un muñeco de ventosa en el cristal.
-Sólo saluda (o no) cuando llega a la altura de un conocido en la barra. Pueden ser cinco o diez metros de adentrarse en silenciosa borriquez.
-Sólo entra si su equipo de fútbol ha ganado.
-Sólo entra si le van a invitar.
-Sólo entra a la hora exacta en que sale la paella de aperitivo.