jueves, 28 de febrero de 2013

VIDA DE PI


Ayer nos dejaba uno de los mejores agentes de inteligencia del mundo. No sólo la tenía, la inteligencia, sino que la suscitaba. Stéphane Hessel. Rebeldón desde su nacimiento entre escritores, pronto fundó su propia agencia de información, la T.I.A (Totalitarismos, Iros Alpeo), y más pronto aún cayó prisionero de la agencia enemiga, la G.E.S.T.A.P.O. (Gestión, Enriquecimiento, Sobornos: Tiranos Anti Perroflautas Organizados), de la que escapó usando el disfraz que le prestó su amigo Mortadelen en el Campo de Concentración Por Favor de Buchenwald. Partisano y Tiramisú activo en la Resistencia francesa, suyos son los sabotajes a los cascos nazis de la guarnición de Vichy (toda una noche moldeándolos en forma de teteras) y el asalto al tren París-Burdeos con cajas de vino de Jumilla (en colaboración con una célula murciana de los maquis antifranquistas españoles). Terminada la guerra, fue uno de los firmantes de la Declaración de Caprichos Humanos de las Naciones Unidas y miembro activo de la diplomacia francesa contra las reuniones informales de banqueros fuera de los horarios de oficina. Labor esta última que le llevó a ser uno de los primeros en detectar la sinvergonzonería generalizada de los mercados, la especulación financiera a troche y moche, y la sumisión gallina de los gobiernos. A él le debemos las dos iniciativas que aún hoy hacen temblar a los poderosos en sus lechos de ignominia: la profusión de ratones vaqueros en los bordillos de las aceras donde se erigen los bancos, y el manifiesto "Indignez-vous!", para compensar. Estudiado, imitado y seguido en mil manifestaciones libertarias en los últimos años, encontramos ya en 1959 un homenaje a su figura en España en el personaje del dibujante Francisco Ibañez Filemón Pi, en clara referencia al liderazgo de Hessel en el grupo más polvorilla de la Resistencia francesa, el P.I. (Partisanos Indignados), e inspirado en el documento de identidad (adjuntamos más abajo una copia manipulada por el propio dibujante para pasar la censura franquista) con el que Stéphane Hessel consiguió burlar innúmeros controles fronterizos y otras tantas aduanas tiquismiquis. Por contra, la reciente película "Vida de Pi", el sentido biopic de Ang Lee sobre el activismo de Hessel contra la opresión de las dictaduras tanto políticas como financieras y las mareas de la globalización, no recibió de su parte más que un escueto comentario en su residencia parisina: "El tigre es una pasada. Lo demás no lo entiendo...". 


Descanse en paz Stéphane Hessel, faro de sordos. Por el sentido del humor que lo mantuvo con vida entre tanto horror hasta llamarnos la atención en sus últimos días. Y que le oyéramos. A ver si estamos a la altura. Fuiste grande, abuelo. Y a cada día que pasa, más.