viernes, 27 de noviembre de 2009

TRUE BLOOD DE HORCHATA (CON PERDÓN PARA LA HORCHATA)

Qué asco las recomendaciones, la propaganda, el ruido, la infección narcótica, diaria, ¿runrúnica? A lo que voy. Peste de niñatos góticos con su siniestros Pantone 1129 y sus crepúsculos y sus lunas y sus edredones rellenos de calcetines negros del Carrefour y sus "ya conocí a mi primer vampiro". No, guapa, no es un vampiro... ¡Es tu regla, imbécil! No te está follando un íncubo en sueños, bobarraca. Esa pálida languidez no es romanticismo, tontalculo, es falta de comida de cuchara. Vete a Milikito a que te recargue de góbulos rojos, que los payasos saben mucho de glóbulos. De verdad, cómo son. Petardos de catedral de Burgos y una docena de estacas de Ikea, que les dices Bram Stoker y se creen que es un reloj suizo, aparte de comprarse unas Ray-Ban macizas para no ver la luz del sol, y echar las persianas por mor de criarse entre espinillas, pus y oscuridad como un gusano de seda fashion de la muerte... Me cago en vuestra puta madre no viva, capullos. A Vitaldent os mandaba a todos a que os pusieran los colmillos a rosca, gilipollas. Panda de adolescentes con Alzheimer babeando con la tontá de True Blood y luego véis el autobús de donantes de la Cruz Roja y os entran los siete males... Al próximo que me cruce por ahí con ojeras tatuadas y cara de haberse comido un yogur caducado le meto directamente un tarrazo, sin conjuro ni hostias, al solecito. Qué hartura de pitufos negros hasta arriba de amoniaco y con las mallas rotas... Un cero para HBO en esta ocasión: ¡Hay Bampiros, Oiga! Al vampiro del dibuito también se le está yendo la cabeza.

BÍPEDO TARJETENSIS