miércoles, 4 de abril de 2012

REDACCIÓN LA SEMANA SANTA

La Semana Santa es muy bonita y matan a Dios en vacaciones. Matan a Dios en muñeco de madera, pero lo matan. Cogen al muñeco, lo ponen encima de un chasis y lo pasean tocando los tambores. Luego lo pegan a una "t" de madera y le cantan con la boca en "a" hasta que suena el Himno de España que es como las campanas de cerrar los bares. A mí me gusta mucho la Semana Santa porque se comen dulces de caníbales como los Huesos de Santo o las Tetas de Monja o los Huevos de Pascual o los Tocinillos de Cielo. Dice mi padre que si hay tocino en el cielo, es que hay algún cerdo, pero eso lo dice cuando está torrija, que es otro dulce de matar a Dios todos los años. El Domingo que llaman de Resurrección es cuando ya no hay nadie en los chasis y tampoco hay chasis, por eso también dice mi padre que siempre son los mismos los que cortan el bacalao y los que ponen películas de romanos en la tele, como si tuvieran algo que ver los romanos con las espinacas, cuando lo suyo sería comer calamares a la romana como si fueran hostias sin fundamento, verbigracia, sin la parte de dentro, que digo yo que será la del cordero de Dios, que nunca sale en los chasis, todo lo más una burra, señorita. En el dibujo que le reembolso estamos mi amiga Kimberly y yo a punto de dejarnos otra vez en la bandeja la torta de pasión, que fue lo último que no comimos el viernes antes de que nos dieran las vacaciones de Semana Santa, que es muy bonita y es la cara B de las Navidades, como dice mi padre, que no ha parado de estar dulce de torrija toda la redacción, señorita, y usted le perdone, que yo no.