lunes, 25 de febrero de 2013

DE PERIODISTAS, COCINEROS Y DISEÑADORES


Me pasa lo mismo con los periodistas gordos que con los cocineros delgados. Que no me los creo. En principio, a mayor gordura, más indiferencia por las fuentes; a mayor delgadez, más desdén por los alimentos. Así que un periodista gordo suele dar solo opinión, como un cocinero delgado sólo da que pensar. Intereconomía está llena de gorditos "informando" de lo que pasa en este país, por eso hacen informativos que son editoriales, y hacen debates equilibrados que son fusilamientos al amanecer a algún incauto  de izquierdas que coge el teléfono o a algún nacionalista con dos copas de más, también al teléfono. Ninguna noticia en la que puedas confiar. Ningún hecho minimamente verosímil. El gordito que te explica la carga de un millón de antisistemas contra tres indefensos antidisturbios y el tirillas con un gorro blanco que le aplica nitrógeno líquido al concepto "huevo frito". Tanto uno como otro han cambiado la verdad por el dinero, y la realidad por el deseo. Deseos enfermizos. De psicópatas. Por seguir comparando, igual que esos diseñadores gays enloquecidos que "adoran" a las mujeres y las visten como tartas envenenadas. Porque  esos periodistas, esos cocineros y esos diseñadores que digo nos tratan como a sus contrarios. Y sin ningún respeto, que no somos rivales para ellos. El de arriba, Javier Algarra. Director de "El Gato al Agua". Por poner un ejemplo gordo de gato por liebre y de "periodista" que se acaba de comer al cocinero y está a punto de eructar nitrógeno líquido en titulares fascistas. ¿Cuándo fue la última vez que leyó esta gente una noticia sin sus gafas de mierda en 3D? ¿Cuándo fue la última vez que dieron una información sin retorcerla y manipularla en su propio beneficio o el de sus amos? ¿Tanto les pagan? Lo dudo. Les gusta. Se gustan. Y adoran la carne roja. Se han zampado al PSOE enterito y ahora van a por los sindicatos, los manifestantes y los yayoflautas, que seguro que estuvieron todos con Durruti.