martes, 3 de octubre de 2017

CACHIS LA MAR CON LOS ANTECEDENTES...


Con "Hambre" fue muy parecido a lo que me ocurrió con "Trópico de Cáncer", casi inmediatamente después. La magia de las palabras. La libertad del creador. La santidad animal de la pelea en solitario contra la muerte en mitad del caos, la euforia, el dolor, la penuria, el placer y el coro de mil millones de tristes pronosticando tu derrota. Ese Hamsun me pilló muy jovencito, con la ventolera Miller, como digo, pero también con Hesse, Borges, Tagore y Salgari... Y a cada racha de aire, el misterio de la luz personal zarandeada entre la inocencia reveladora de unos y los puñetazos metafísicos de otros, y todavía no tenía ni barba... Más adelante, tampoco mucho más mayor, pude hacerme con otras novelas de Hamsun: "Pan", "Victoria", "La Bendición de la Tierra"... Y otra vez era maravilloso leer de frente las aventuras de aquel noruego loco. Ahora se ha vuelto a poner de moda (una nueva edición de "El Círculo se Cierra") y, como si fuera un medicamento, vuelven a aflorar las advertencias sobre su pasado filonazi. Advertencias, consejos, precauciones, efectos secundarios en almas puras... Yo leí a Hamsun sin tener ni idea de que le regaló su premio nobel a Goebbels, por ejemplo, cachis la mar (y qué cabronazo). Y luego, con los años, ni el más mínimo rencor porque nadie me hubiera avisado de que al chavalote le molara el paso de la oca. Otra vez cachis la mar. Ya me ocurrió también con "Viaje al Fondo de la Noche", de Celine, que lo leí de una sentada sin sospechar que era otro escritor cachislamar maravilloso. Así que voy a dar algo parecido a un consejo: a la mierda. Y no por leer a escritores filonazis cachislamar, sino porque te plantes delante de un Caravaggio, por ejemplo, viva el Barroco, y no te guste el cuadro debido a que lo pintó un pandillero macarra bipolar, homosexual y asesino. Cachis la mar con los chivatos.