miércoles, 9 de marzo de 2022

LA LINTERNA PARA CAZAR GAMBUSINOS EN LA INVASIÓN DE UCRANIA


Hace unos días cazaron un gambusino en territorio polaco, a 14 kilómetros de la frontera con Ucrania, en la ciudad de Przemysl. Lo hizo su alcalde, el señor Bakun. Entre los miles de refugiados ucranianos que seguían llegando, el munícipe reconoció al gambusino italiano Salvini. ¿No era el mismo imbécil fascista que había lucido una camiseta de admirador con la cara de Putin no hacía muchos años? El mismo mierda en plan turista y para sacarse una foto de propaganda junto a los refugiados blancos y rubios, high quality: ucranianos sí, negros asquerosos no. El señor Bakun lo ridiculizó en público, le puso las peras al cuarti, y el cazzo di merda tuvo que salir por patas como todo gambusino al que descubren los niños con sus linternas de caza en la noche. Para los que no sepan qué es un gambusino, diré que es un animal casi imposible, bastante improbable y de existencia sumamente inexplicable: ¿Cómo se ha podido equivocar tanto la naturaleza? Ya. Pero ahí lo tenéis. Ojalá conservara alguna linterna de mis años de monitor de albergue para señalar gambusinos de esos, imposibles, inexplicables, gente que se opone a ayudar a la resistencia ucraniana con armas, los mismos que están acumulando civiles muertos en los puentes hasta que llegue la cifra mágica, en toneladas de bebés destrozados, que abra por contrapeso la ilusionante puerta del castillo de Drácula y así poder charlar amistosa y diplomáticamente con el amistoso y diplomático Vladimir Putin.