jueves, 29 de marzo de 2007

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (22)


Porque hay algo
Que se lo está comiendo todo
Se lleva el perfume de las cabezas
Nos retuerce de días malos
Y baila descompuesto como una niña de papel en el incendio

Algo que vive en los diciembres
Y en la cerámica que se va a romper
Es último y grande
Está aquí y respira hombres y mujeres

Algo que si lo besas
Te seca la calle

No sabemos bien lo que es
Pero no sabemos nada bien

Nosotros peleamos

Estamos tan drogados
De saltos de ángel
En vaginas nubladas
Tan llorados y fríos
En garitos para demonios
Que ahora no perdonamos
Y nos buscan para encerrarnos

Piensan que el problema somos nosotros
Y han comenzado a exterminarnos

GRACIAS, CHAVALOTE


A este gorrión le prometí una lombriz hace algo más de un mes. Con él arranqué de nuevo el blog, después de que ardiera el otro ordenador. Ha dado suerte, así que se ha ganado un gusano de los verdes, que me siento rumboso. Buen día para las lombrices, malo para los gusanos.










A ESTE LADO DEL RHIN


La barbarie. Los nuevos bárbaros. Están por todas partes. Son refinados trogloditas. Animales con algo leído, como una lluvia o un viento de “hubo una vez”. Con eso les basta. Y un traje. Luego la política. Casi siempre de derechas. Ya están preparados para patear la cabeza de los diferentes, de los mejores, de los débiles, de los otros. El dinero los compra por su capacidad de infligir daño, por el alcance de sus infecciones, por su toxicidad. Y ellos rugen, o patean, o se rascan entre sí como monos carnívoros. Más dinero. Más despojos. Estamos preparados para las próximas elecciones.

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (21)



LIDERO UNA BANDA DE AMANECERES RAROS

Vamos por ahí desamados
Y azules
Y a la que menos te lo esperes
Amanecemos raro

Dios nos pisa los talones
Pero tenemos fotos suyas

Dios es un lejos preciso y horario

Estamos pringosos de incendios adheridos
como las manos de los niños malos.
Damos triste de comer pero coge un vaso.
Sonará algo lindo, despacito como una orilla.
Tenemos una cuna para tremendos,
una linda excavadora para tus flanes.

Ese temblor de querer grande, dulce,
torpemente naranja.
Tus ganas espantosas de abrazar.
Todo el horror de amar.
A tu sexo le instalaremos un telón colorado.
A tu corazón le pondremos un perro.
Tendrás tus ganas de sentir fumando en un bidón de gasolina,
y no te importará.

Nosotros sí hemos decidido luchar.

PRESIDENTA TODO TERRENO


Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, pasando frío de madrugada en un descampado. Con todo, y pese a que la noche está especialmente solitaria, ella no perderá la sonrisa, ni la esperanza. ¿Tendrán algo que ver sus atrevidas salidas nocturnas con sus esfuerzos por llegar a fin de mes?

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (20)


ACÉRCATE Y OYE.
Está sonando mi tiempo.
Es un reloj de pájaros listos y cajeros automáticos.
Oye su pulso de camiones de la basura al amanecer,
su latido de miradas contra neones y carteleras.

La sangre de hombres sin energía
corriendo debajo del suelo
como un metro de goma
que comunicara los horrores entre sí.

Ven a oírlo más de cerca.
Oye el carmín untándose;
los chasquidos de los elásticos de la ropa interior;
el murmullo del látex bajando por millones de miembros,

entrando en millones de coños y culos.

Somos esto
y la prisa
y la muerte.

Luego el dinero para comprar
minutos digitales,
comida en bolsa;
las mentiras con que se vuelca otro cuerpo en otra cama;
los consejos para que la voluntad y la conciencia
sean un problema de pastillas.

Sobre la voz de los coches,
sobre las curvas de los escaparates,

sobre el estruendo de tanta carne ciega buscando una salida,
oye el sonido vertedero de mi tiempo.

Yo mismo sueno a plástico y uña mordida.
Por encima de tus ojos y los míos,
casi dentro del calor que vive en esta buhardilla
ahora a oscuras,
sigue horrísono este tiempo,
sigue espantando despacito la maquinaria
que nos ha convertido a todos
en estos manotazos nerviosos
con que hay que desnudar un cuerpo
para que no sospeche amor.

CASAS REALES


BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (19)


Ven.
Azuleame de nuevo,
que estoy descascarillado en la parte del alma.

Ven.
De cerca soy más acariciable.

Ven a mí.
Soy un diablo con el labio partido.
Sólo pido un pecho caseta de perro
donde guarecerme de esta lluvia.

Los aeropuertos están tan tomados...
Lloro tan poco...

He visto músicas arrastrarse buscando un preservativo,
hombres que me piden una copa más o se mueren,
campanas de iglesia tocando a degüello
en el fondo de las botellas viejas...
Y estoy roto de una manera invisible.

Ven.
Te haré un daño precioso.

Notarás tu infancia reventando lejos
como una tormenta que se acerca.

Cógete de mi capa de cartones.
Daremos una vuelta por el hiperespacio de las putas.
Te enseñaré a sonreír y a morir.
Ven a quererme horrorizada.
Tengo juguetes prehistóricos en la cabeza.
Podrás acariciarlos temblando
mientras yo me subo
al estribo de tus pánicos y
te relampagueo en el vientre.

Ven a mis flores carnívoras,
a mis lenguas de querer,
a mis muertos.

Ven y destrózame con tu amor.
Deja que te salve hacia abajo.


Vamos a ser fabulosos, nena.

GOOGLE EARTH CRAP

Chiringuito Los Manueles (Torremolinos), visto desde una botella de whisky en Madrid

FIESTAS




Concebía a los seres humanos como receptáculos o vasos de lo maravilloso
y a todos reconocía derechos de príncipes
-ERNST JÜNGER-



Al cabo, con un cuerpo
Para la policía de la gravedad
Y un alma encantada de hacerle autoestop
Con su corazón gordo
A todas las religiones que le pasan por el lado
Tal vez sepa algunas cosas sobre las fiestas
Sobre la última hora de las fiestas
Cuando todo lo bebido está en el pasado
Y las mujeres caminan soñolientas sobre tu cráneo
Sobre el cráneo general del Hombre
Con una delicada y desaconsejable copa
En su mano de salvarte pero no
Esa última hora de toda fiesta con jardín
Por única luna el condón en el bolsillo
El cansancio de plata
De tus ojos tumbados
De sus pechos amarillo foco
La aparición turbia de un vaso de ginebra sin hielo
Sobre el innoble césped y las risas submarinas
Dentro de todas las bocas y habitaciones
Ese momento de las fiestas
En que somos tan hombres y mujeres
Que siempre hay un perro que nos mira aterrado

Como digo,
Al cabo de perros y fiestas
Ya sé colocarme lejos del patoso, del dueño, de la piscina
Cerca de la callada, de los coñacs, de la salida
Como un sonriente amigo de porcelana
En canoa por las conversaciones
Y no es poco
De "LA PUERCA ROSA"

ESCAPARATISMO


El escaparatismo es disciplina de buhonero sentado, de tendero pescador. Al cebo se le coloca un brillo, un precio, y el besugo pica. Sólo hay que poner el escaparate en una ribera con agua corriente. En los barrios ricos hasta muestran el bidet a la calle y ni les importa que se vea la caña, el hilo y el dueño hijo de puta que maneja el arte desde el mostrador: siempre pica algún chocho. Ahí el escaparatismo pierde mucho de emboscada, pero la ciencia del imán sale ganando. Sean joyas, zapatos, telas o pieles, esos labios mayores se pegan al cristal como ventosas, y no siempre en metáfora. Ahora bien, hay escaparates empozados y verdosos expuestos a un agua que apenas corre, también empozada y verdosa. Los habrá más siniestros en Madrás, en Darfur, en Iquitos, pero los más elocuentes son los escaparates de Lavapiés, el off-fashion. Nichos de producto presente sobre oscuras telas polvorientas. Teteras de alpaca dormitando ante el lento desfile de los besugos panza arriba, tocones de carne seca de vaca, zapatillas nuevas viejas, bolsos pensados para llorar debajo de un coche, guantes de fiesta sin nadie, fundas de móvil como sudarios de juguetes rotos, colores fantasmales solidificados en un pañuelo, pálidas maniquíes engañadas, lámparas con la sombra del cierre metálico tatuada en sus tulipas. Y las bragas estiradas por dentro con el corrector dental de Mazinger Z en el escaparate de una mercería española. El escaparatismo en Lavapiés es disciplina de desahuciados, de malabaristas paralíticos. En esta feria de muestras, todo es tapadera. Y lo que sospecha la policía: tenderos con doble vida. Sacad una foto a cualquier escaparate de por aquí. Os sale velada.

BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (18)



Amo este horror. Todo lo entorpecido. La esquizofrenia. Este choque de cráneos dentro de una barriga sin padre. Aparatoso como un sí, me duermo solo, recogido, miserable feliz, apenas trazado, sin poderes, tirado en la nada como una moneda de un país desaparecido.

HOMENAJES

"Yo dejé de creer en Dios con el Photoshop"
Alicia Ron