BUHARDILLA DE LAVAPIÉS (20)
ACÉRCATE Y OYE.
Está sonando mi tiempo.
Es un reloj de pájaros listos y cajeros automáticos.
Oye su pulso de camiones de la basura al amanecer,
su latido de miradas contra neones y carteleras.
La sangre de hombres sin energía
corriendo debajo del suelo
como un metro de goma
que comunicara los horrores entre sí.
Ven a oírlo más de cerca.
Oye el carmín untándose;
los chasquidos de los elásticos de la ropa interior;
el murmullo del látex bajando por millones de miembros,
Está sonando mi tiempo.
Es un reloj de pájaros listos y cajeros automáticos.
Oye su pulso de camiones de la basura al amanecer,
su latido de miradas contra neones y carteleras.
La sangre de hombres sin energía
corriendo debajo del suelo
como un metro de goma
que comunicara los horrores entre sí.
Ven a oírlo más de cerca.
Oye el carmín untándose;
los chasquidos de los elásticos de la ropa interior;
el murmullo del látex bajando por millones de miembros,
entrando en millones de coños y culos.
Somos esto
y la prisa
y la muerte.
y la prisa
y la muerte.
Luego el dinero para comprar
minutos digitales,
comida en bolsa;
las mentiras con que se vuelca otro cuerpo en otra cama;
los consejos para que la voluntad y la conciencia
sean un problema de pastillas.
Sobre la voz de los coches,
sobre las curvas de los escaparates,
minutos digitales,
comida en bolsa;
las mentiras con que se vuelca otro cuerpo en otra cama;
los consejos para que la voluntad y la conciencia
sean un problema de pastillas.
Sobre la voz de los coches,
sobre las curvas de los escaparates,
sobre el estruendo de tanta carne ciega buscando una salida,
oye el sonido vertedero de mi tiempo.
Yo mismo sueno a plástico y uña mordida.
Por encima de tus ojos y los míos,
casi dentro del calor que vive en esta buhardilla
ahora a oscuras,
sigue horrísono este tiempo,
sigue espantando despacito la maquinaria
que nos ha convertido a todos
en estos manotazos nerviosos
con que hay que desnudar un cuerpo
para que no sospeche amor.
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