miércoles, 30 de mayo de 2007

CAMINO AL SOL




El veterano cruzó la Plaza Lavalle apretando el diario bajo el
brazo, como si se tomara la temperatura del miedo
-JUAN SASTURAIN-



Hay puertas que sólo se abren al horror
-JOSE MARÍA ÁLVAREZ-



Con todo



Quién dijo muerte,
si aún me hablan los perros.
Quién dijo final.

Al borde de mis cigarrillos
arden las mujeres
y comienzan todos los puertos.

En mi mano derecha una baraja de alas.
En mi frente juguetes centinelas.
Estelas de vencejos mis aceras
y bares de mil formas las nubes.

Quién dijo final,
si puedo amar.
Quién dijo muerte,si aún me hablan los perros
De LA PUERCA ROSA

JOYCE


Pensando en lo del folleto turístico (la muerte de los demás), James Joyce es uno de los que han dejado a cuidar al perro mientras ellos viajan. La posteridad. Perrito Ulises. Un perro arisco, gordo y maoliente con el que nadie ha jugado a gusto en solitario, pero al que todos le hacen mimitos en presencia de los "entendidos" en perros ariscos, gordos y malolientes con prestigio. El único ladrido bueno que tiene el bicho es cuando dice "guau", se queda frito, y es Molly Bloom largando su monólogo en sueños.

EN EL NOMBRE DEL CABALLO




Sólo cuando el estómago está lleno, el fuego encendido, y no se ha andado demasiado durante el día, puede uno permitirse el lujo de soñar con una mujer desnuda y despertarse por la mañana ligero y espumoso, con una alegría como de ancla levada
-ITALO CALVINO-



Dame tus manos.
Serán mis ventanas este amanecer.
Tócame la frente y dime que ves
Un caballo ardiendo a lo lejos
Y no la vaca que incendia el sol tras los edificios.
Dame los ojos de tu fracaso de hoy.
Calentaremos café con ellos.
Haremos tiempo en silencio con ellos.
Haremos el amor con ellos.
Luego saldremos a la calle y estará.
Tú caminarás a mi lado como una cometa expectante
Y yo cortaré mi hilo de palabras.
Las tiendas de golosinas siguen siendo mejores que las joyerías.
Ya ves.
Elegimos cuarto de gominolas y dos chicles de padres lejos.
Hace sol
Y policía,
Pero pronto aparecerán las graciosas vespinos con comida
Y las majestuosas abuelas como suicidas romanas. Vendrán
Los gitanos con sus osos de lechuga y vendrán los músicos a pilas.
La plaza se llenará de milagros baratos, de espíritus tosedores,
De ángeles con un ala rota.
Tú y yo pasearemos entonces.
Entusiasmados en la masacre diaria,
Compraremos una barra de pan batuta
Y en nuestras cabezas sonarán mortadelas y jamones
Como cerdos con pesadilla.
Y reiremos.
Y entraremos en una iglesia pequeñita
Con almanaques de vírgenes camioneras
Y pediremos cerveza
Y reiremos
Y tal vez vuelva a cogerte las manos
Y a llevármelas al corazón
Y estaremos riendo de nuevo

Antes de que te vuelva a dar miedo mi caballo ardiendo lejos.


De LA PUERCA ROSA