viernes, 22 de mayo de 2020

¡UN ESTATUTO DEL TELETRABAJADOR YA!


DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (70º DÍA DE CUARENTENA)


Se aprobó ayer in extremis (Bildu en un extremis y Ciudadanos en otro extremis) una nueva prórroga del estado de alarma. Mentalmente estamos fuertes, pero si nos carraspea una cajera de supermercado nos echamos a llorar. En Madrid tenemos que sopesar los pros y los contras de pasar a la Fase 1. No digo por fuera, que bastante han presionado, manipulado y mentido los reaccionarios corruptos de la Comunidad para que lo hagamos el lunes 25 de mayo, digo pasar de fase por dentro... Mala mezcla el ansia con el miedo, y luego los cientos de miles de descerebrados con los que siempre hay que contar en la capital del reino y no siempre en fin de semana y matándose en las rotondas. Según todas las apariencias, en la Fase 1 tendremos que seguir comportándonos como hámsters en sus ruedas, ahora con un poco más de calle y la posibilidad de juntarnos con otros hámsters en otras casas a comentar si somos pronadores o supinadores en el footing de Tántalo de la ruedita y volver a sentirnos héroes por haber dejado libre un día más la cama que nos correspondería por haber pillado el virus a tontas y a locas, fíjese, ni idea de cuándo ni dónde ni cómo he podido contagiarme, ya me gustaría a mí haberlo disfrutado...

Sigo aplaudiendo a las ocho, y ayer me di cuenta de que estaba aplaudiendo hasta con nostalgia de los tiempos en que se aplaudía más abundante y compacto. No hay nada excesivamente pensado en lo que hacemos estos días, pero me parece un disparate echar de menos los aplausos histéricos de cuando palmábamos mil al día.

He dicho "palmábamos", otro disparate.

De acuerdo. Si volvemos a palmarla igual o peor en el rebrote, ¿con qué cara de vergüenza saldrás a aplaudir? Habrá que emborracharse para los aplausos, entonces. Como el padre que sigue aplaudiendo a su hijo en el partido de fútbol de los domingos cuando mete su segundo gol en propia meta, el gilipollas.