viernes, 27 de marzo de 2020

DIARIO DEL CORONAVIRUS EN ALGÚN LUGAR DE LAVAPIÉS (14º DÍADE CUARENTENA)


Esta leche del coronavirus está cambiando costumbres. Algunas se quedarán, afortunadamente, como la de no manosear la fruta en los supermercados. Otras se irán por donde han venido. Esas colas tan silenciosas y separaditas frente a panaderías y farmacias como si fueras a pedir condones en la panadería y supositorios con sabor a pan en la farmacia... Los aplausos a las ocho de la tarde, la acera desierta de patinetes eléctricos enloquecidos, los políticos callados en su mayoría, el aire limpio, las calles limpias, el futuro en blanco...

Creo que tenemos suerte de que la pandemia nos haya pillado en esta época con tantas "facilidades y felicidades" tecnológicas, aunque a la postre sigamos sin saber una mierda de la Ontología de Dios ni del Destino del Hombre en tanto en cuanto ser contingente... Podemos contarnos nuestras mierdas y ver y escuchar las de los otros en mil y un formatos diferentes, pero no creo que se haya formulado ningún sistema filosófico nuevo que nos libre de la angustia de existir ni nos sobreponga del vacío cósmico... Por eso creo que si el virus este (de mierda) atacara al aparato respiratorio de las Wifis en lugar de al aparato respiratorio del Ser Humano, ya tendríamos una vacuna encima de la mesa. Y no haría falta que la sacaran los laboratorios americanos o los de los chinos: la inventarían al unísono trescientos mil adolescentes, cada uno de su padre y de su padre, y desde cien países distintos, todos genios del Instagram y analfabetos de lo que viene siendo un huevo frito.

Hablo como si me hubiera comido un viejo. Tú también fuiste adolescente. Deberías comprenderlos... ¡¿Comprenderlos?! ¿Yo? A su edad y comparándome con ellos yo era un senador romano, así que los comprendo, claro que los comprendo, pero no los toco ni con un palo. Creo que lo escuché ayer por la radio. Una amiga contando de otra que estaba obligada a pasar el coronavirus con su hija adolescente y que tenía dos preguntas metafísicas que hacer con respecto a la adolescencia en cuestión: "¿Dónde está mi niña? ¿Quién es esta gilipollas?"

El rey visitó por sorpresa (dicen, qué cachondos) el Hospital de Campaña de Ifema. Llevaba más miedo que siete viejas y, por supuesto, una mascarilla.  ¿Pero ese tío no es "inviolable"?

Nos han timado en el mercado persa de los test y del material sanitario. Hemos comprado al chino que no debíamos y ha pasado lo que ha pasado, que los de Lepe son los tíos más listos de Huelva y que no puedes engañar a un chino pensando que es tonto por vendértelo tan barato... Los test eran de full, claro. A efectos estadísticos puede suponer un pequeño retraso (hasta que lleguen los test buenos), pero el tropiezo entre tiburones no va a condenar a nadie a la muerte por coronavirus, como está deseando el miserable de Teodoro García Egea mientras los aviones falsos de su amiga, la histérica incapaz de Ayuso, siguen sin aterrizar en Madrid. No es ya que no tengan lealtad ni que no muevan un músculo para ayudar al Gobierno (o al Estado, que somos todos), es que parecen los palmeros del virus que nos está matando sin misericordia, pero, sobre todo, oh, sobre todo, le está moviendo la silla a los "irresponsables" de la coalición de izquierdas y sacando a la luz lo difícil que es afrontar una crisis de estas dimensiones sin sacar la banderita ni cobrarles a todos los emigrantes por pisar el camino de entrada de un hospital público. Parece que sólo hay una manera de parar a esta jauría oportunista de repugnantes fachas: les pones el himno de España y se quedan clavados en el sitio y con el brazo derecho bien alzado al frente... Habrá que hacerlo más a menudo, pero sobre todo, oh, sobre todo, dejar el himno en repeat un par de semanas o tres. O un año. Mano de santo, parece.

Mañana es nuestro aniversario... La última vez que estuve con un chupito de ron en un bar... ¿Me llamará?

EL HOLANDÉS HERRANTE Y LA ALEMANA ASQUEANTE




Es algo más que la perenne diferencia Norte-Sur. Es que los socios ricos de la Unión Europea nos acaban de cerrar la puerta en las narices a españoles e italianos porque nos han visto mala cara. Muy mala cara. Llevamos tiempo enfermos del mismo virus del que enfermarán ellos sin remedio, pero como somos pobres latinos sin un euro parece que son incapaces de sentir empatía por nosotros, por lo menos en este momento, que ya veremos si acaban pidiéndonos prestados a nuestros médicos cuando sus curvas se resistan a aplanarse... Ni Marc Rutte, primer ministro de Holanda, arriba, ni Ángela Merkel, gerente helada de Alemania, secunda. El uno, pulido y más de pastillas y cristales que de Coffee Shop, el Holandés Herrante, es actualmente el que le pone las herraduras a los holandeses más brutos para que coceen felices a esos desharrapados del sur... Marc Rutte, apodo por "Rutte", aldea holandesa de donde salen los borricos más borricos de Holanda. No confundir con Rute, Córdoba, de donde los burros más nobles de España junto con los de Mijas. Ojo: borrico es insulto; burro es elogio, perseverancia, naturaleza noble, como digo... Pero aunque seamos así de buenos burros tanto italianos como españoles, burros en el buen sentido de la palabra y bastante torpones en esto de detener olas gigantes de virus que nos llegan de Asia, tampoco le caemos bien a la otra, la teutona sin cuello, Ángela Merkel, de ahí la cara de asco con que también recibió nuestra petición de ayuda antes de llamar a la Gestapo de la Unión Europea y que nos echaran de la videoconferencia... En quince días nos vuelven a dar portazo con la petición de socorro, creo yo, así que podríamos prever desde ya un plan de contingencia para este verano de cara a que nuestros camareros y personal hostelero tengan a qué atenerse cuando vean el careto de holandeses y alemanes asomando sus fociños por esas barras de Dios que, con un poco de suerte, tendremos abiertas y hospitalarias para todo el mundo, incluso para ellos, en fecha y hora, que ya hemos quedado con el Sol y no nos va a fallar tampoco este año. Abiertas y hospitalarias como siempre, sí, aunque quizá con algún tipo de recargo en las sangrías, en las paellas y en el alquiler de hamacas para países insolidarios, quizá Holanda, quizá Alemania, pero nada de lo que tengan que preocuparse ahora, nada que no se pueda pagar con puto dinero. Si llegan a las vacaciones, claro... Perdonadme la maldad, pero más borricos son ellos.